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martes, 20 de marzo de 2007

Algunas Ideas de Thomas Merton acerca de la vocación.


1-Todos tenemos una vocación, todos somos llamados por Dios a compartir su Vida y su Reino: cada uno es llamado a un lugar especial en el Reino. Si encontramos ese lugar seremos felices. Si no lo encontramos, nunca podremos ser completamente felices. Para cada uno de nosotros sólo hay una cosa necesaria: cumplir nuestro destino según la voluntad de Dios, ser lo que Dios quiere que seamos.
2- Ese destino no se descubre en un juego al escondite con la Divina Providencia. Nuestra vocación no es un enigma de la Esfinge que se haya de resolver por conjeturas bajo pena de perecer. En todo caso, nuestro destino es obra de dos voluntades, no de una sola. No es un hado inmutable, impuesto a nosotros sin elección nuestra por una divinidad sin corazón.
3- Es decir, la vocación no es una lotería sobrenatural, sino una interacción de dos voluntades, y por consiguiente, de dos amores. Es desesperado tratar de resolver el problema de la vocación fuera del contenido de la amistad y del amor. Providencia es más que una institución: es una Persona. Es nuestro Padre en el Cielo
4-Lo anterior significa que ese Padre nos ama más de lo que nos amamos nosotros mismos, como si nosotros fuéramos Él. Nos ama, además, con nuestra voluntad, con nuestras decisiones. ¿Cómo podremos entender el misterio de nuestra unión con Dios, que está más próximo a nosotros de lo que cada uno está a sí mismo? Su amor está actuando para sacar bienes de todas nuestras equivocaciones y para vencer nuestros pecados.
5- Al hacer planes sobre el curso de nuestra vida, hemos de recordar la importancia y la dignidad de nuestra libertad. El hombre que teme decidir su futuro por un acto bueno de su libre albedrío, no entiende el amor de Dios. Por la libertad es un don que Dios nos ha dado. La perfección del amor es proporcional a su libertad. Su libertad es proporcional a su pureza.
6- Obramos más libremente cuando obramos con pureza en correspondencia al amor de Dios. Pero el amor más puro a Dios no es servil, ni ciego, ni limitado por el temor. La Caridad pura es plenamente cauta del poder de su libertad, perfectamente confiada en el amor de Dios. El alma que ama a Dios se atreve a elegir libremente, sabiendo que su elección será aceptable para el amor.

(Tomado de "Los Hombres no son islas").

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.