Seguidores

viernes, 6 de julio de 2007

K:considerar el sexo de otra manera.


De un diálogo entre Krishnamurti y Asit Chandmal:

“No estoy contra el sexo. Es natural cuando se es joven. Pero ahora, mira si puedes considerar el sexo de otra manera.
- ¿Qué quiere decir con eso? – pregunté.
- No lo reprimas, pero no te le entregues. Y no huyas de él.
- ¿Entonces qué haré si no lo reprimo, si no le huyo, y si no me entrego a él?
- Inténtalo; ya verás.

Lo intenté. Sentí una energía asombrosa, una sensación de estar totalmente vivo. Dijo que podía percibir el cambio en mí. La sensación duró una semana y nunca he podido recobrarla”.


“El sexo es un escape cuando es la única cosa en donde usted se siente libre de la diaria miseria, del esfuerzo y la contradicción cotidiana; y así es como el sexo resulta ser una puerta por la cual usted puede escapar. Y si escapa de tal modo, ese mismo escape engendra temor. Pero si se da cuenta lúcidamente de que ello es un escape, entonces todo cambia”. (K)

1 comentario:

Anónimo dijo...

“Todas las religiones nos han dicho que neguemos el sexo, que lo reprimamos, porque dicen que es un desperdicio de energía y que uno debe tener energías para encontrar a Dios. Pero este tipo de austeridad, de dura represión y ajuste, ejerce una violencia brutal sobre nuestros más delicados instintos. Esta clase de austeridad es un desgaste de energía mayor que el de la entrega al sexo.
¿Por qué ha hecho del sexo un problema? No importa realmente en absoluto si usted se acuesta con alguien o si no lo hace. Siga con ello, o déjelo, pero no lo convierta en un problema. El problema surge de esta constante preocupación. Lo que realmente interesa no es sino por qué tenemos todos estos fragmentos en nuestra vida. En un agitado rincón está el sexo con todas sus preocupaciones; en otro rincón hay alguna otra clase de agitación; en otro una lucha por esto o por aquello, y en cada rincón está el continuo parloteo de la mente. ¡Hay tantos modos en que la energía se desperdicia!
Si un rincón de mi vida está en desorden, entonces toda mi vida está en desorden. Por lo tanto, yo no debería preguntar cómo puedo poner orden en un rincón, sino por qué he dividido mi vida en tantos fragmentos diferentes… Yo debería preguntarme si voy a seguir permaneciendo toda mi vida en algún sórdido e insignificante rincón de placer. Penetre usted en la esclavitud de cada placer, de cada fragmento, y dígase a sí mismo: Dios mío, yo dependo, soy esclavo de todos estos pequeños rincones. ¿Es eso todo lo que hay en mi vida? Quédese con ello y veo lo que ocurre”. (K)

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.