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domingo, 26 de agosto de 2007

Ernesto Cardenal habla sobre Thomas Merton. (2)


“Yo tuve que salir de la Trapa por razones de salud, pero Merton lo vio como providencial porque él estaba pensando ya entonces en una fundación de una comunidad diferente de la Trapa en América Latina, que él quería hacer junto conmigo. Y al despedirme de él me aconsejó que en caso de que él no pudiera salir de la Trapa, esa fundación la hiciera yo y que para eso convenía que antes estudiara el sacerdocio. En el noviciado no se estudiaba el sacerdocio, se comenzaban los estudios sacerdotales después de los primeros votos al terminar el noviciado. Y me dijo: como todavía en la Iglesia hay mucho clericalismo, para dirigir una pequeña fundación, una pequeña comunidad, es muy importante ser sacerdote para tener más influencia.
Yo comencé estudios sacerdotales, siempre esperando que a él lo autorizaran a salir de la Trapa para hacer esa fundación. Y terminé los estudios y me ordené sacerdote sin que todavía él hubiera obtenido ese permiso. Inmediatamente después de mi ordenación, hice la fundación de la pequeña comunidad de Solentiname.
Fui a visitar a Merton a la Trapa para que me diera las instrucciones finales. También para que nos hiciera una Regla. Y él me dijo: la primera regla es que no haya Regla y entonces salen sobrando todas las reglas. Me dio una carta para el papa, para que yo fuera a Roma para que lo autorizaran a él a estar una larga temporada en nuestra comunidad como director espiritual, aunque después me dijo que todavía no era tiempo de que yo llevara esa carta. El iba a llegar a Solentiname cuando supimos que había muerto electrocutado por un abanico en Bangkok, en una reunión de contemplativos de Oriente. Acababa de dictar una charla sobre vida monástica y marxismo cuando murió electrocutado.
Merton me había dicho muchas veces que la vida contemplativa tenía que ser politizada. Él temía una fundación trapense oficial, de la Orden, en América Latina. Porque decía que los monjes norteamericanos tenían ideas muy conservadoras…. Nuestra comunidad de Solentiname, inspirada en el espíritu de Merton, fue desde el principio una comunidad politizada, comprometida con nuestro pueblo y con la liberación de nuestro pueblo”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigue estando pendiente comentar algo sobre el criterio de TM acerca del pensamiento marxista.

Manuel dijo...

Creo que Ernesto Cardenal manipula un poco el pensamiento de Merton a su favor, aunque ciertamente fue muy cercano a Merton. Inevitablente se hace una apropiación de aquello que nos es afin, poniéndole siempre mucho nuestro. Por eso tendríamos que rastrear las cartas entre Merton y Cardenal, por ejemplo, para descubrir mejor cómo veía TM la situación, y también las referidas a Cuba.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.