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lunes, 17 de septiembre de 2007

Boris Pasternak


He vuelto a hacer una lectura rápida del libro “Rehén de la eternidad”, escrito por Olga Ivinskaia, amante y compañera de Boris Pasternak desde 1946 hasta la muerte del escritor premiado con el Nóbel, en 1960; guardaba un grato recuerdo de esa lectura y ahora pude recuperar el libro en mi viaje a Matanzas y volver a leer buena parte de él.
Boris Pasternak nació en Moscú en 1890, poeta y traductor, escribió una novela, “Doctor Zhivago” por la que fue castigado por el estado soviético hasta el momento de su muerte, viéndose obligado a rechazar el premio Nóbel.
Thomas Merton le escribió a Pasternak por primera vez en agosto de 1958, antes de leer “Doctor Zhivago”, refiriéndole su profunda afinidad por lo ruso. Le envió copia de alguno de sus libros de poesía, y recibió una entusiasta respuesta de Pasternak. La segunda carta de Merton, en la que expresaba admiración por la novela del escritor ruso, fue escrita el mismo día que entregaron el premio Nóbel.
Así le escribió Merton el 15 de diciembre de 1958:

“No se deje perturbar demasiado ya sea por amigos o enemigos. Espero que despeje todos los obstáculos y prosiga escribiendo sobre la gran obra que seguramente tiene guardada para nosotros. Que encuentre de nuevo en su interior el profundo silencio dador de vida que es la verdad genuina y la fuente de la verdad: pues se trata de un manantial de vida y una ventana hacia el abismo de la eternidad de Dios”.

Esta carta termina bellamente al decir:

“Mi segunda misa de Navidad será para sus intenciones y su familia: y yo celebraré con usted espiritualmente a la luz del Hijo de Dios que llega tímida y silenciosamente en medio de nuestra oscuridad y transforma la noche de invierno en un Paraíso para aquellos que, como pastores y humildes reyes, vienen a encontrarlo donde nadie piensa en mirar: en la obviedad y la pobreza de la común vida cotidiana del hombre”.

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.