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martes, 4 de septiembre de 2007

Momentos del día para orar.


“ El amanecer es un acontecimiento que suscita una solemne música en lo más profundo del propio ser, como si el entero yo tuviera que sintonizarse con el cosmos y alabar a Dios por el nuevo día, alabarle en nombre de todos los seres que han sido y serán, como si ahora cayera sobre mí la responsabilidad de ver lo que mis antepasados vieron y reconocerlo y alabar a Dios, a fin de que, lo alabaran ellos o no en su momento, puedan ahora alabarlo en mí.
El amanecer exige esta rectitud, este orden, esta fiel disposición de la persona toda”.

21 de enero de 1963. Thomas Merton.

Este reconocer la importancia del amanecer en la vida de la persona espiritual me confirma en mi propia experiencia personal, y me hace sentir una mayor afinidad con Merton, pues a menudo, en mi diario personal, he dejado constancia de cuánta luz me deja el amanecer y con cuanta claridad me permite ver mi propia realidad interior. Puede ser una expresión de esta realidad ese refrán popular que dice la gente del campo: “Al que madruga, Dios lo ayuda”. En la ciudad el amanecer es menos bello, pero en el campo es realmente hermoso, en sus colores y su olor, y en ese despertar de todo, en un silencio poblado de sonidos naturales. Me gustaría conservar todo el tiempo esa inocencia que experimento al comenzar la jornada y que me llena de gozo.

Pero cada momento del día puede tener su magia, y el propio Merton recoge en un poema su mirada a un atardecer:

“ORACIÓN A LA CAÍDA DE LA TARDE

Señor, hasta ti levanto
abiertos y brillantes
mis ojos llenos de fe
en la noche.
Tú eres mi solaz y protección.
Llévame de vuelta a casa
y recibe mi dulce plegaria
como el humo del incienso,
desde el fondo de mi corazón
que está libre a tu cuidado”.


Podemos utilizar estos textos para nuestra propia oración, mientras redescubrimos nuestra propia manera de contemplar el día que vamos o acabamos de vivir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estos comentarios que pones son muy iluminadores y me sirven para mi propia oración personal. Quiero darte las gracias por eso. Los textos de Merton los uso como un mantra para mantenerme todo el día en oración y meditación.
Ana Isis.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.