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lunes, 12 de noviembre de 2007

Conversión y corporeidad. Anselm Grün.

"Un camino importante de conversión es la respiración. No se trata de una determinada técnica de respiración sino de admitir la respiración natural… Algunas personas sólo pueden respirar hasta el corazón. No tienen ninguna relación con sus sentimientos y menos aun con su vitalidad y sexualidad. Trabajar con la respiración les hace conscientes de sus represiones y actitudes defectuosas, pero a la vez, produce un cambio interior. Cuando después de un largo ejercicio de respiración, al espirar se llega hasta la parte inferior del vientre, el que respira se pone en contacto con sus sentimientos y su sexualidad. Si al final de la espiración se detiene un momento y se abandona completamente, crece en él la confianza.
Cuando nos abandonamos en la respiración, ejercitamos la actitud interior de la confianza. En ese ejercicio se realiza la transformación.

Junto a la actitud, la respiración y el movimiento hay otros ejercicios en el cuerpo que fomentan la conversión al verdadero yo, por ejemplo, el canto. El alma se expresa por la voz; con frecuencia se puede descubrir a través de la voz el verdadero yo… Al cantar podemos entrar en contacto con los propios sentimientos, con la entonación interior, con la afirmación de cuerpo y alma.
Si percibo los sentimientos, los observo y los nombro, podré transformarlos lentamente. Ese camino de conversión se realiza por el cuerpo, en el que se manifiestan los sentimientos. Yo no analizo los sentimientos sino que los experimento en el cuerpo porque se han fijado en él; a la vez que se perciben y se expresan con palabras, pueden también transformarse
".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Anselm Grün es un maestro para quienes desean subir la cuesta de la perfección. Sus consejos iluminan mucho, y permiten ir encontrando nuevos métodos y atajos para madurar en la fe

Manuel dijo...

Querido amigo o amiga:no me gusta pensar en la perfección como una subida, aun cuando es un esquema clásico, utilizado incluso por San Juan de la Cruz. No me gusta usar no siquiera ese término de perfección para referirme a la santidad. Prefiero hablar de camino, de maduración, de progresiva cristificación. aunque es mi opinión personal y sus palabras no dejan de ser válidad. Sólo que me gusta poner siempre la GRACIA en primer lugar, la gratuidad, el amor de Dios siempre por delante. Grün nos descubre lo que sabemos y no vemos, nos invita a aprovechar la propia vida, la naturaleza, los ritos, para madurar.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.