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jueves, 31 de enero de 2008

Natalicio de Thomas Merton.


Thomas Merton vino al mundo un 31 de enero de 1915, hace 93 años. Hoy es, indudablemente, una figura singular en el panorama del pensamiento contemporáneo, un maestro espiritual reconocido, que suscita comentarios a los más diversos niveles, y cuyas intuiciones han tenido un alcance inusitado en las más diversas esferas de la cultura, la religión y la política. No siempre quienes le estiman por su obra, conocen el alcance pleno de esta, y algunos criterios sobre su persona están basados en el conocimiento parcial de sus escritos y sus ideas. Esto, claro está, puede deberse en buena parte al carácter prolífico y plural de su magisterio espiritual, de su obra escrita, que es extensa y profunda, abarcando un amplio espectro de intereses humanos.
Merton fue hijo de artistas, intelectual liberal y residente en Francia e Inglaterra antes de asentarse definitivamente en los Estados Unidos, miembro por poco tiempo de las juventudes comunistas, amigo bien pronto de un monje hindú que le invitó a conocer la riqueza de su tradición cristiana, y poeta, novelista y ensayista; esta impronta y curiosidad intelectual no lo abandonaría nunca, y ya desde el claustro monacal mantuvo una fecunda y variada relación epistolar con cientos de personas de las más diversas procedencias y estratos sociales.
Al final de su vida, y por haber manifestado de modo explicito su simpatía por personajes de la vida contracultural y profesar además admiración y reconocimiento por representantes del budismo y los estilos de vida zen, cobraron fuerza toda suerte de especulaciones en torno a supuestas disidencias suyas, y un posible alejamiento de su vocación a la Trapa y la Iglesia católica. En realidad Merton se acercaba a la verdadera “catolicidad” del contemplativo, para quien las fronteras con las que topamos habitualmente dejan de ser reales y necesarias.
Lo cierto es que su influencia crece con el tiempo, y cada vez más personas se sienten tocadas por su espíritu, que es a la vez ortodoxo y radical, tradicional pero afincado en su tiempo, crítico en extremo tanto desde la pasión como desde la compasión, y se ha convertido por ello en el guía de quienes pretendemos hacer el viaje espiritual.
Gracias a una buena amiga de este blog estoy leyendo hace días un ensayo de Fernando Beltrán Llavador sobre Thomas Merton, que lleva el título de “La memoria encendida”; el autor es asesor de la Sociedad Thomas Merton, y ha publicado antes otro trabajo de esta misma índole, “La contemplación en la acción” (San Pablo, 1996). De ese texto voy a ir sacando algunas ideas para compartírselas en este blog, pues me parecen bien interesantes para quienes se interesan por la vida y la obra de Merton. Como el texto va intercalando citas constantemente en inglés(que no siempre consigo entender con exactitud), lo que les compartiré es más o menos mi propia lectura de esos pasajes, con perdón del autor, un gran conocedor de la obra de Merton, cosa que yo no soy, pues mi acercamiento no pretende ser académico, sino simplemente espiritual, para aprender algo de la experiencia increíble del monje de Getsemaní.

miércoles, 30 de enero de 2008

La poesía de Thomas Merton.


“Emblems of a Season of Fury”. La poesía de Thomas Merton.

Al año siguiente de la publicación de Original Child Bomb, aparece Emblems of a
Season of Fury,
obra que nace en medio de una vigorosa producción de carácter
social a favor de la paz y en contra de la beligerancia y en la que persiste e incluso
se agudiza el interés y la inquietud de Merton por los problemas sociales y
dificultades de su tiempo. La decisión del poeta de
comprometerse con la situación de crisis internacional de un tiempo de guerra fría le
confrontaría con su siempre latente contradicción interna entre su vocación solidaria
y su deseo de mayor soledad contemplativa, paradoja que a pesar de todo había
nutrido y seguiría nutriendo su creatividad durante los años siguientes. El compromiso social de Merton se acrecienta en un tiempo histórico en el que las
tensiones de la Guerra Fría estaban provocando una situación cada vez más límite, un contexto en el que “the nuclear testing” estaba aumentando y en el que el sentimiento anticomunista en América ganaba nueva fuerza, todo ello junto a la invasión de Cuba
Este libro incluye una gran variedad de géneros: lírica, prosa, epístola y hasta incluso
algunas traducciones de poetas sudamericanos como Pablo Antonio Cuadra, Ernesto
Cardenal, Jorge Carrera Andrade, Cesar Vallejo, y Alfonso Cortés. Sin apenas
puntuación, los versos fluyen libremente y el estilo es cada vez más coloquial.
Además, cabe destacar el hecho de que Merton empieza a utilizar una nueva técnica
que ya había introducido en Original Child Bomb y empleará posteriormente en sus
antipoemas, consistente en introducir citas de diversos textos que recrea con un estilo
propio.
Como en colecciones anteriores, los poemas de Emblems of a Season of Fury
pueden dividirse en varios grupos atendiendo a la temática: poemas de crítica social,
poemas contemplativos y poemas de influencia Zen. Dentro del primero destacan
“Why Some Look Up to Planets and Heroes”, “Chant to Be Used in Processions
around a Site with Furnaces”, “A Picture of Lee Ying”, “The Moslem´s Angel of
Death”, “And the Children of Birmingham”, “There Has to Be a Jail for Ladies”,
“And So Good Bye to Cities” o “Gloss on the Sin of Ixion”. Todos ellos reflejan el
compromiso del monje con lo que pasaba a su alrededor y están impregnados de un
gran descontento ante un mundo caótico que se consume en las llamas de su propio
infierno, necesitado de voces discrepantes que se opongan a él:
Junto a estas composiciones destacan otros poemas de carácter contemplativo que
expresan cierto matiz edénico como “A Song for Nobody”, “O Sweet Irrational
Worship”, o “Hagia Sophia”. En ellos, el poeta, lejos de predicar un aislamiento del
mundo a través de la contemplación, reflexiona acerca de nuevos caminos que
faciliten al ser humano el acceso a un auténtico conocimiento basado en la
percepción de la unidad de todo lo real. Se vuelve a insistir en la recuperación de la
inocencia en “Grace´s House”y en un proceso de vaciamiento, de despojo en poemas
de influencia Zen como “ “Night Flowering Cactus” o “Love Winter When the Plant
Says Nothing”.
Otro de los conflictos que preocupaban a Merton por estas fechas era el conflicto
racial
presente en el Sur de los Estados Unidos. En “And the Children of
Birmingham”, Merton denuncia la acción violenta e injusta de representantes de la
ley y el orden sobre niños y jóvenes manifestantes de raza negra que, siendo víctimas
de la discriminación racial, política, y económica, se manifestaron en febrero de
1963 en la ciudad de Birmingham (Alabama), con Martín Luther King como líder,
convirtiéndose en ejemplo vivo de la revolución no violenta. El poeta utiliza una
ingeniosa metáfora al identificar a la policía con la inocente abuelita de la fábula de
Perrault y critica la falta de escrúpulos con que ésta se ensañó con niños que eran
incluso menores de edad.
Thomas Merton se interesó también por las mujeres víctimas de la prostitución y a
ellas les dedica su poema “There Has to Be a Jail for Ladies”, ejemplo excelso de
una poesía comprometida con esas damas sobornadas, utilizadas, arrinconadas y
olvidadas. Estamos, por tanto, ante un monje que, como Jesús, se puso siempre de parte del
marginado, del desarraigado, del exiliado.
Los poemas de Emblems of a Season of Fury despiertan de forma emotiva el ojo
de la contemplación, nos invitan a salir de la caverna, allí donde las cosas son en
verdad lo que son y el hombre puede gozar del descubrimiento de la otredad
mediante un conocimiento que es amor.
Por tanto, para concluir, diríamos que este volumen de Emblems of a Season of
Fury es representativo de dos tendencias aparentemente contradictorias pero
finalmente integradas en la vida y obra de Thomas Merton: por una lado su
compromiso con un silencio contemplativo y por otro lado su responsabilidad como
crítico social, profeta que anuncia y denuncia las horas crepusculares de la historia.

(Extracto de algunos pasajes de la tesis de Sonia Petisco sobre la poesía de Thomas Merton).

Cuando la vida nos habla.


El himno del Sol

"El Sol nos habla, con lenguajes de luz. Al ojo en sí, a las embajadas del corazón en la piel, a los fotoreceptores del alma. Una fiesta de destellos. Una caravana que comienza en el infinito y acaba en el horizonte donde se incuban las visiones. Es un arcoiris universal que habitualmente no nos detenemos a acunar, ni dejamos que sus ondas germinen éxtasis en el jardín de los misterios. Aureola invisible. Espejo inductor de reflejos que tintinean amaneceres. Marea espacial que nos envuelve por completo cuando bajamos los párpados para dormir y suponemos que el Sol se ha ido a visitar a los seres atareados del otro hemisferio. Dentro de la noche persiste su luminosidad. Disfrazada de oscuridad.

La vida tambíen nos habla, con dialectos de fuego. Todo es energía hasta en la más remota de nuestras células. Y alguna vez, cuando esta galaxia se esfume en una ceremonia ígnea, persistirán risas de niños y suspiros de amantes: el tiempo no borra los incendios de la inocencia, los graba indelebles en el universo. Lo que llamamos muerte es el espacio del salto de una forma a otra, de un color a otro, porque más allá de los violetas y los rojos están los blancos ígneos (que atisbamos en el seno de la llama de una vela) y los negros áureos (cuando al cerrar los ojos la retina se anima a recomponer los esferogramas del cosmos). Vivir es permitir que la eternidad baile en la sangre.Lo humano es una provincia de la existencia total. Los monumentos que alzamos, volverán a ser polvo. Todo se integra, se desintegra y se reintegra. Llamamos materia a la fotografía de una partícula de realidad que en el pabellón de la mente logra constituir un significado, pero que en el aliento de Dios no resulta nada más que un sabor fugaz. Sólo tenemos el instante. Pero al respirar no advertimos que el aire es luz trasformada en gas. Sabemos que todo cuerpo tiene irremediablemente un final y creemos que disimulándolo evitaremos el desenlace. En verdad, quien se dispone a dejar que el Sol brille en sus fibras, hace que a la vez su ser se sumerja en el Sol, simple portal de otros nódulos solares.No temas al silencio, que no es vacío sino dimensión sin fronteras. No te escapes de la soledad, que no es desamparo sino desnudez de artificios. Quien se permite callar de verdad y detiene la gritería de la nada, descubre que en silencio titila la música de las esferas, como una sinfonía de rayos y frecuencias. Polaridad de encuentros. Cristal de emociones. Quien se aparta momentáneamente de la manada, advierte que cada cual es el filamento de un reflector supremo, cuya longitud de onda se llama alabanza. Cátodo espiritual, ánodo angelical. La Santa Sabiduría. Por eso son tan cruciales los desiertos verdaderos. Porque albergan la llave de la revelación. Las raíces del Sol".


Miguel Grinberg.

martes, 29 de enero de 2008

La locura de los cuerdos.


"Si todos los nazis hubieran sido psicópatas, como quizá eran algunos de sus jefes, su horrenda crueldad hubiera sido más fácil de comprender en algún sentido. Mucho peor es considerar a ese tranquilo funcionario, "equilibrado"", impertérrito, despachando su trabajo burocrático, su empleo administrativo que daba la casualidad de que era la supervisión del crimen en masa. Era meditativo, ordenado, sin imaginación. Sentía un profundo respeto hacia el sistema, la ley y el orden. Era obediente, leal: un fiel funcionario de un gran estado. Un funcionario que servía muy bien al gobierno. No le inquietaba mucho la culpabilidad. No sé que llegara a tener ninguna enfermedad psicosomática. Al parecer, dormía bien. Tenía buen apetito por lo visto. Cierto que cuando visitó Auschwitz, el jefe del campo, Hess, con ánimo de diabólica malignidad, trató de fastidiar al gran jefe y asustarle con alguno de los espectáculos. Eichmann se inquietó, sí, se inquietó. Hasta Hímmler se había inquietado y le habían temblado las piernas. Quizá, del mismo modo, el director de una planta siderúrgica podría sentirse inquieto sí tuviera lugar un accidente mientras por casualidad estaba allí. Pero claro, lo que ocurrió en Auschwitz no era ningún incidente: sólo el desagrado rutinario de la tarea diaria. Había que arrimar el hombro a la carga del monótono trabajo diario por la Patria. Sí, hay que sufrir incomodidad y hasta náusea con espectáculos y ruidos desagradables. Todo esto forma parte del concepto de deber, abnegación y obediencia. Eichmann estaba consagrado al deber, y orgulloso de su trabajo. La cordura de Eichmann es inquietante. Consideramos la cordura equivalente a un sentido de justicia, de humanidad, de prudencia, de capacidad de amar y comprender a los demás. Nos fiamos de la gente cuerda del mundo, confiando en que lo preservarán de la barbarie, de la locura, de la destrucción. Y ahora empezamos a caer en la cuenta de que precisamente los cuerdos son los más peligrosos. Los cuerdos, los bien adaptados, son los que pueden, sin espasmos ni náusea, apuntar los proyectiles y apretar el botón que inicie el gran festival de destrucción que han preparado ellos, los cuerdos. Es poco probable que un psicópata llegue a tener ocasión de disparar el primer disparo en una guerra nuclear. Pero como los psicópatas son sospechosos, los cuerdos les mantendrán lejos del botón. Nadie sospecha de los cuerdos, y los cuerdos tendrán razones perfectamente buenas, lógicas, adecuadas, para disparar. Obedecerán cuerdas órdenes que han llegado cuerdamente por el conducto jerárquico. Y, por su cordura, no sentirán remordimientos cuando salgan los proyectiles, pues, no será ningún error. No podemos seguir suponiendo que porque un hombre sea cuerdo esté "en su juicio". El concepto entero de cordura en una sociedad donde los valores han perdido su significación también carece de significación. Un hombre puede estar "cuerdo" en el limitado sentido de que no esté incapacitado por sus emociones desordenadas para actuar de un modo frío y ordenado, conforme a las necesidades y dictados de la situación en que se encuentre. Puede estar perfectamente "adaptado". Bien sabe Dios que quizá semejante gente puede estar adaptada aun en el mismo infierno. Y así me pregunto: ¿Cuál es el significado de un concepto de cordura que excluye el amor, lo considera sin valor, y destruye nuestra capacidad de amar a otros seres humanos, de responder a sus necesidades y sufrimientos, de reconocerles, pues, como personas, de percibir su dolor como nuestro7 Evidentemente, eso no es necesario para la "cordura" en absoluto. ¿Qué interés tenemos en equiparar la "cordura" al Cristianismo? Ninguno en absoluto, evidentemente. El peor error es imaginar que un cristiano debe intentar ser "cuerdo" como todos los demás; que somos parte integrante de nuestro tipo de sociedad: que debemos ser "realistas" respecto a ella: que debemos hacer surgir un cristianismo cuerdo, y que en el pasado ha habido muchos cristianos cuerdos. La tortura no es nada nuevo ¿verdad? Debemos ser capaces de racionalizar un poco el lavado de cerebro, el genocidio, y hallar un lugar para la guerra nuclear o al menos para las bombas de napalm en nuestra teología moral. Cierto que algunos de nosotros ya hacen todo lo que pueden por ese camino. ¡Hay esperanzas! Aún los cristianos pueden sacudirse sus prejuicios sentimentales sobre la caridad y hacerse cuerdos, como Eichmann. Pueden incluso aferrarse a cierto sistema de formulas cristiana y ajustarlas a una ideología totalitaria. Pueden hablar de justicia, caridad, amor y lo demás. Esas palabras no han impedido a muchos cuerdos actuar en el pasado como lo hicieron. No, Eichmann no estaba loco. Los generales y combatientes de ambos bandos, en la Segunda Guerra Mundial, los que realizaban la destrucción total de ciudades enteras, ésos eran los cuerdos. Los que han inventado y perfeccionado las bombas atómicas y los proyectiles intercontinentales, los que han planificado una estrategia para la próxima guerra, los que han valorado las diversas posibilidades de usar agentes bacteriológicos y químicos, no son los locos, sino los cuerdos. Los que calculan fríamente cuántos millones de víctimas puede considerarse que vale la pena sacrificar en una guerra nuclear, supongo que también salen muy bien parados en los tests de Rohrschach. Por otro lado, probablemente encontraréis que los pacifistas y los del movimiento contra la Bomba están un poco locos, en serio, como leemos en la revista Time. Empiezo a darme cuenta de que la "cordura" ya no es un valor ni un fin en sí mismo. La "cordura" del hombre moderno le es tan útil como el gran tamaño y los músculos al dinosaurio. Si estuviera un poco menos cuerdo, si dudara un poco más, si se diera cuenta de sus absurdos y contradicciones, quizá habría una posibilidad de supervivencia. Pero si está cuerdo, demasiado cuerdo... quizá hemos de decir que en una sociedad como la nuestra la peor locura es no tener en absoluto angustia, estar totalmente "cuerdo".

domingo, 27 de enero de 2008

Ecumenismo.


La semana anterior celebramos el octavario de oración por la unidad de los cristianos, pero la labor ecuménica no es cosa de una semana, sino de siempre. Y esto es cuestión de pequeños gestos, como el de este sacerdote que aparece en la siguiente historia, encontrada en la web de Carlos G. Vallés, y que me pareció genial para compartirselas esta mañana

"La iglesia protestante del vecindario amenazaba ruina y se organizó una colecta para construir una nueva en su lugar. El párroco católico de la misma vecindad, después de pensarse bien lo que debía hacer, fue a ver al pastor protestante y le dijo: “Me he enterado de que van a construir ustedes una nueva iglesia en lugar de la antigua que amenaza ruina. Yo deseo contribuir a su proyecto, pero me temo que si mis superiores eclesiásticos se enteran de mi contribución a la edificación de una iglesia protestante, puedo tener problemas. De todos modos, pienso que antes de construir la iglesia nueva habrá que demoler la antigua y eso también llevará sus gastos. Tome usted, pues, este donativo para la demolición de su iglesia actual, pues mi obispo no tendrá ninguna dificultad en que yo contribuya al derrumbamiento de una iglesia protestante.” Y le entregó la colecta del domingo anterior en su parroquia".


Hoy es tercer domingo del año cristiano, y aparece en las lecturas un tema precioso en la espiritualidad: el tema de la LUZ en contraposición con las tinieblas. Me gusta este símbolo, y lo utilizo con frecuencia en mi meditación personal.

Libro de Henri Nouwen.



Un nuevo libro de Henri Nouwen aparece anunciado en la red; aquí les dejo algo de información sobre él.


COMENTARIO BIBLIOGRÁFICO:
«Cuando tropecé por primera vez con la expresión de Nouwen "movilidad descendente" -dice Philip Yancey-, me impresionó por su radicalidad,por ir a contracorriente y por su profunda verdad. La rememoración del mensaje de Jesús que hace Nouwen va en contra de casi todo lo que supone la vida moderna, pero ignorarlo ha llevado a la mayor parte delos urgentes problemas que afrontamos: el calentamiento global, la pobreza y la profunda sensación de alienación. Puede que no sea demasiado tarde para cambiar, y Henri Nouwen ha mostrado el camino. Ilustrado con dibujos de Vincent van Gogh, el estilo desinteresado de Cristo es una inspiradora guía para todos cuantos siguen o desean seguir el camino del discipulado.


HENRI NOUWEN, fallecido en 1996, sigue siendo uno de los autores espirituales más populares e influyentes. Entre sus publicaciones en la Editorial Sal Terrae se cuentan: El camino hacia la paz; Escritos Esenciales; Con el corazón en ascuas y Dirección espiritual.

sábado, 26 de enero de 2008

Videntes.


“Estamos llamados a ser contemplativos, es decir, videntes, hombres y mujeres que ven la venida de Dios. En efecto, el día del Señor siempre está llegando. No es una venida que vaya a ocurrir en un futuro distante, sino una venida aquí y ahora entre nosotros….
¿Qué es lo que nos ciega? Merton dice que nuestras ilusiones. Si hay una palabra que Merton utiliza repetidamente y con una cierta predilección es la palabra ilusión. Podríamos decir que es un especialista en ilusiones, no porque tratara de sostenerlas, sino porque procuró desenmascararlas. Las ilusiones que Merton estudia se resumen perfectamente en las dos siguientes: la ilusión de que podemos conocernos a nosotros mismos y la ilusión de que podemos conocer a Dios.
La primera ilusión, que podemos conocernos a nosotros mismos, nos pone en camino hacia una búsqueda frenética de nuestro yo a través de la autosatisfacción, la autorrealización y la autoactualización. Es la ilusión en la que nos volvemos tan interesados por una identidad adquirida por nosotros mismos que nos preocupamos constantemente por cómo hacemos las cosas en comparación con otros, y nos obsesionamos por distinguirnos de los demás. Es la ilusión que nos pone en el camino de la competitividad, la rivalidad y, finalmente, la violencia. Es la ilusión que nos hace luchar por nuestro lugar en el mundo incluso a costa de los demás. Esta ilusión lleva a algunos de nosotros a un nervioso activismo, alimentado por la creencia de que somos el resultado de nuestro trabajo. Esta misma ilusión lleva a otros a la introspección morbosa que nace del supuesto de que somos nuestros sentimientos y emociones más profundos.
La segunda ilusión es que podemos conocer a Dios, que podemos decir con precisión quién es Dios y cuál es su voluntad para nosotros y para los demás. Esta es la gran ilusión que nos pone en camino hacia la autojustificación y la opresión. Es la ilusión que hace que los blancos piensen que saben qué es lo mejor para los negros, que los ricos piensen que saben qué es lo mejor para los pobres, y que los hombres piensen que saben qué es lo mejor para las mujeres. Es la ilusión del control, la ilusión de que somos dueños de nuestro propio destino, y que por tanto, podemos ejercer un poder ilimitado y exigir obediencia incondicional. Es la ilusión que lleva a Auschwitz, Hiroshima y Jonestown”.


“La llamada de Thomas Merton a la contemplación y a la acción”, sermón predicado por Henri Nouwen, en New York, 10 de diciembre de 1978, décimo aniversario de la muerte de Merton.

viernes, 25 de enero de 2008

Thomas Merton y Henri Nouwen.


El 24 de enero de 1932 nació Henri Nouwen; el 31 del mismo mes, pero de 1915 vino al mundo Thomas Merton. Ellos se encontraron en algún momento de sus vidas, pero el vínculo verdadero, que es espiritual, es más difícil de rastrear en un momento concreto de la historia; se hace evidente cuando nos acercamos a sus vidas, cuando nosotros nos encontramos espiritualmente con ellos, y se convierten ambos en nuestros maestros, en nuestros compañeros de camino. Entre mis rituales personales está el vivir durante estos días, entre el 24 y el 31 de enero, unas jornadas especiales, en las cuales renuevo mi compromiso de trabajar por difundir el mensaje de estos dos amigos de fe, por la sencilla razón de que creo que en él está contenido y encarnado el mensaje liberador de Jesucristo. Cada uno a su manera encontró a Jesús en el camino, Jesús entró en sus vidas y las transformó para que pudieran convertirse en fuente de sabiduría y esperanza para quienes a su vez se encontraran con ellos. Yo me he beneficiado muchísimo del encuentro con Thomas Merton y Henri Nouwen, a través de sus libros he podido conocerles en cierta medida, y aprovecharme además de su rica y honda experiencia espiritual. Ellos, instrumentos de la Gracia de Dios, me han ayudado a transformar el dolor en gozo, el pesimismo en esperanza, la debilidad en fortaleza. Mi acercamiento a ellos no tiene pretensiones académicas, sino espirituales. Quiero conocerlos mejor, leer lo que escribieron, para alimentar mi vida interior y compartir la riqueza de sus vidas en Cristo. Ese es el propósito de este blog, que pronto cumplirá un año de creado.

“Mientras reflexiono hoy sobre mi vida, me siento realmente, como el menor de todos los hombres santos de Dios. Mirando hacia el pasado, tomo conciencia de que todavía lucho con los mismos problemas que tenía el día de mi ordenación, hace veintinueve años. A pesar de mis muchas oraciones, mis períodos de retiro, y el consejo de muchos amigos, consejeros y confesores, he cambiado muy poco, si es que algo he cambiado, en mi búsqueda de paz y unidad interior. Soy la misma persona inquieta, nerviosa, intensa, distraída e impulsiva que era cuando comencé este viaje espiritual. A veces, esta obvia falta de madurez interna me deprime mientras estoy llegando a mis años “maduros”.
Pero tengo una fuente de consuelo. Más que nunca, deseo proclamar “las riquezas inconmensurables de Cristo” y echar luz “sobre el trabajo interno del misterio mantenido oculto en Dios, a través de los tiempos”. Este deseo se ha vuelto más intenso y urgente. Quiero hablar de las riquezas de Cristo mucho más que cuando fui ordenado en 1957. Quiero, realmente, hablar alto y claro acerca de las riquezas de Cristo. Lo quiero hacer simple, directa, claramente, y con una convicción profundamente personal. Aquí siento que algo ha crecido en mí. Aquí tengo la sensación de que no soy la misma persona que fui hace veintinueve años”.

Henri Nouwen. 24 de enero de 1986.
“Camino a casa. Un viaje espiritual”. Lumen.

jueves, 24 de enero de 2008

La mirada "católica" de Thomas Merton.2


"Creo que no debemos sentirnos muy seguros de haber hallado a Cristo en nosotros mismos hasta que no lo hallemos además en el sector de la humanidad más remoto del nuestro. A Cristo no se lo encuentra en altisonantes y pomposas declaraciones sino en el diálogo humilde y fraterno. Se encuentra menos en una verdad impuesta que en una verdad compartida".
Thomas Merton. Carta a Pablo Antonio Cuadra sobre los gigantes, 1962. Mutantia (zona de lucidez implacable), Ediciones del Psiconauta, Buenos Aires, 1981.

"El azar de la busca espiritual es, precisamente, que la determinación de su autenticidad no puede ser dejada a nuestro propio juicio aislado y subjetivo. el hecho de que yo la acepte no prueba nada, como tampoco lo haría el que la rechazara. No nos limitemos a crear nuestras propias vidas en nuestros propios términos. Cualquier intento de hacerlo así es una afirmación de nuestro yo individual como algo definitivo y supremo".
Thomas Merton, Reflexiones sobre Oriente. La filosofía oriental a la luz del misticismo occidental. Cap. El hinduísmo (traducción de Joaquín Adsuar Ortega). Ed.Oniro, Barcelona, 1997.

"Vivimos en un tiempo de malos sueños, en el que el científico y el ingeniero tienen el poder de darle forma externa a los fantasmas del inconsciente del hombre. Los relumbrantes proyectiles que cantan en la atmósfera, listos para pulverizar las ciudades del mundo, son sueños de gigantes sin centro. Sus circunvoluciones matemáticas son hieráticos ritos de chamanes sin credo. No es prohibido desear que sus sueños hubieran sido menos sórdidos".
Thomas Merton. Carta a Pablo Antonio Cuadra sobre los gigantes, 1962. Mutantia (zona de lucidez implacable). Ediciones del Psiconauta, Buenos Aires, 1981.

"Los mayores actos de inhumanidad han sido perpetrados precisamente en nombre de la ‘humanidad’, la ‘civilización’, el ‘progreso’, la ‘libertad’, ‘mi patria’ y, desde luego, ‘Dios’. Esto nos recuerda que en el cultivo de una conciencia espiritual interna existe un peligro de autoengaño y narcisismo, una rigurosa evasión de la verdad fomentada por uno mismo. En otras palabras: la tentación para las gentes de mente religiosa y espiritual es cultivar un sentido interno de lo correcto o de la paz, y hacer de esta sensación subjetiva la prueba o test final de todo. Mientras este sentimiento de lo justo siga con ellos, serán capaces de hacer cualquier cosa. Pero esta sensación interna (como han demostrado Auschwitz y el caso de Eichmann) puede coexistir con lo más definitivo de la corrupción humana. El azar de la busca espiritual es, precisamente, que la determinación de su autenticidad no puede ser dejada a nuestro propio juicio aislado y subjetivo. El hecho de que yo la acepte no prueba nada, como tampoco lo haría el que la rechazara. No nos limitemos a crear nuestras propias vidas en nuestros propios términos. Cualquier intento de hacerlo así es una afirmación de nuestro yo individual como algo definitivo y supremo".

Thomas Merton, Reflexiones sobre Oriente. La filosofía oriental a la luz del misticismo occidental. Cap. El hinduísmo (traducción de Joaquín Adsuar Ortega). Ed.Oniro, Barcelona, 1997.

miércoles, 23 de enero de 2008

La mirada "católica" de Thomas Merton.


"Si en Occidente Dios ya no puede ser experimentado como ‘muerto’, es debido a una ruptura y autoalienación internas que han caracterizado la mente occidental en su dedicación mentalmente simple a sólo la mitad de la vida: la exterior, objetiva y cuantitativa. La ‘muerte de Dios’ y la consecuente muerte del auténtico sentido moral, del respeto por la vida, por la humanidad, por los valores, expresa la muerte de una cualidad de vida interior subjetiva: una cualidad que en las religiones tradicionales era experimentada en términos de conciencia de Dios; no en la concentración en una idea o concepto de Dios, y menos aún, en una imagen de Dios, sino en una sensación de presencia, de un fundamento divino de realidad y significado partiendo de los cuales la vida y el amor pudieran florecer espontáneamente".
Thomas Merton, Reflexiones sobre Oriente. La filosofía oriental a la luz del misticismo occidental. Cap. El hinduísmo. (traducción de Joaquín Adsuar Ortega). Ed.Oniro, Barcelona, 1997.

"Cualquier cosa que la India haya tenido que decirle a Occidente, se vio forzada a permanecer en silencio. Cualquier cosa que China haya tenido que decir, aunque algunos de los primeros misioneros le prestaron oídos y lo entendieron, el mensaje fue en general ignorado por inconcerniente. ¿Es que hubo quien escuchara las voces de los mayas y de los Incas, aunque tenían cosas profundas que decir? Viéndolo bien, su testimonio fue simple y llanamente suprimido. Nadie creyó que los Hijos del Sol pudieran esconder, después de todo, ningún secreto espiritual en sus corazones. Por el contrario se suscitaron discusiones abstractas para determinar, en términos de filosofía puramente académica, si era posible o no considerar al indio como animal racional. Uno se sobrecoge con sólo el eco de la voz del orgullo cerebral de Occidente -ya desde entonces encarnado por el racionalismo que hoy constituye nuestro patrimonio-, alzándose para juzgar el viviente misterio espiritual del hombre primitivo y condenarlo a ser excluido de aquella categoría de que exclusivamente se hacía depender el amor, la amistad, el respeto y la comunión".
Thomas Merton. Carta a Pablo Antonio Cuadra sobre los gigantes, 1962. Mutantia (zona de lucidez implacable), Ediciones del Psiconauta, Buenos Aires, 1981.

"El Gita ve que el problema básico del hombre es su endémica negativa a vivir por otra voluntad que no sea la suya (…) Es renunciando a una libertad falsa e ilusoria, a nivel superficial, como el hombre se une con el fundamento interno de la realidad y la libertad en sí mismo que es la voluntad de Dios, de Krishna, de la Providencia o del Tao. Estos conceptos no coinciden exactamente, pero tienen mucho en común. Es permaneciendo abierto a un número infinito de inesperadas posibilidades, que trascienden su propia imaginación y su capacidad de planificación, como el hombre en verdad realiza plenamente su propia necesidad de libertad. El Gita, como los Evangelios, nos enseña a vivir conscientes de una verdad interior que excede el alcance de nuestros pensamientos y no puede ser sometida a nuestro propio control. Si seguimos el simple afán de poder, seremos esclavos de ese afán. Si obedecemos esa verdad seremos, finalmente, libres".

Thomas Merton, Reflexiones sobre Oriente. La filosofía oriental a la luz del misticismo occidental. Cap. El hinduísmo (traducción de Joaquín Adsuar Ortega). Ed.Oniro, Barcelona, 1997

martes, 22 de enero de 2008

El amor es victorioso.



ORACIÓN DE CLAUSURA EN UNA CONFERENCIA
ESPIRITUAL DE CALCUTA (1968)


LA VICTORIA DEL AMOR

Oh Dios, somos uno contigo.
Tú nos has hecho uno contigo
Tú nos has enseñado que si nos abrimos el uno al otro,
moras en nuestro interior.
Ayúdanos a preservar esta apertura
y a luchar por ella con todo nuestro corazón.
Ayúdanos a darnos cuenta de que no puede haber entendimiento
allí donde hay rechazo mutuo.
Oh Dios, al aceptarnos los unos a los otros de todo corazón,
completamente, plenamente, te aceptamos a ti,
y te damos gracias, y te adoramos, y te amamos con todo nuestro ser,
porque nuestro ser está en tu ser, y nuestro espíritu está arraigado en tu
Espíritu.
Llénanos pues de amor y que el amor nos una
cuando emprendamos nuestros diversos caminos,
unidos en este único Espíritu
que te hace presente en el mundo
y que te permite testimoniar la realidad última que es el amor.
El amor ha vencido. El amor es victorioso.
Amén.

Thomas Merton.

Mientras llueve.


Comienzo esta entrada agradeciendo a M.José su regalo de cumpleaños: estoy entusiasmado descubriendo un montón de cosas en los libros y discos que me hizo llegar desde Murcia, España, hasta mis manos. Seguramente les comentaré sobre esos materiales en el futuro cercano; de momento ya estoy leyendo el libro de Fernando Beltrán Llavador, “La memoria encendida: aproximación a Thomas Merton”, publicado por la Biblioteca Javier Coy d´estudis nord-americans (año 2005). Estaba desde hace tiempo detrás de este texto en el que seguramente aprenderemos nuevas cosas sobre Merton. Pero además M. José me hizo llegar también algo de música (algo es un decir: fue mucha música): Liturgia ortodoxa de San Juan Crisóstomo, música de Taizé, música tradicional gallega, música celta, música hindú, algo de Enya también, y más. En estos días conversaba con algunos amigos acerca de la espiritualidad, y salió el tema de la música; yo creo que a través de la música también cultivamos el espíritu; la música religiosa o de inspiración religiosa espiritual, la música instrumental o las tradicionales que nos remiten a las raíces culturales de un pueblo, pero también la música que nos hace pensar. Debo mucho como persona a Joan Manuel Serrat y Silvio Rodríguez, Alberto Cortéz y Amaury Pérez Vidal, Pedro Guerra y Víctor Manuel, y disfruto mucho a otros interpretes actuales que trasmiten alegría, esperanza y confianza en sus temas. Es tan importante leer a Merton y a Nouwen, como leer una buena novela de ficción que nos sensibilice con los problemas de nuestro mundo, o simplemente nos devuelva la imaginación y la fantasía de nuestra infancia. También me gusta mucho el cine, ya les hablaré otro día de mis películas inolvidables.
En estos días voy a disfrutar mucho del regalo de M.José, sobre todo porque me permitirá descubrir nuevos senderos para el espíritu, en la música y en la lectura también. El próximo jueves estaré cumpliendo años: 46!!! Iremos los frailes de la casa a almorzar a mi pueblo, donde mi madre preparará uno de esos sabrosos platos que sabe hacer.
Está lloviendo muy fuerte ahora. Es tan bueno escuchar.

domingo, 20 de enero de 2008

REGRESO DEL POETA.


Rescatar al poeta de las manos del tiempo,
Traerlo de regreso.
Sentarse frente a él tomándole las manos,
Y evocar, dulcemente,
resplandor y misterio,
dolor e incertidumbre.
Mostrarle que es posible
recuperar la historia,
La sílaba, el silencio
Ir cantando bajito aquella melodía
Que susurraba el viento.
Y contarle de Dios, de los amigos,
Del torrente de rostros que encandila,
De la ciudad que vuelve
a envolvernos el cuerpo
Con el polvo, la soledad, la noche.

Regreso del poeta.
Desamparado, terco,
vacío, consternado.
Otra vez disponible
a los embates del dolor
en las mañanas de diciembre.
Otra vez violado por la vida
Y otra vez ignorado por Dios,
abiertamente,
para que pueda dar a luz la poesía.


(2003).

Original Child Bomb.

ORIGINAL CHILD BOMB (1962): un libro de poemas de Thomas Merton.
(Tomado de la tesis doctoral sobre la poesía de Merton de Sonia Petisco)
A finales de los años cincuenta, Merton desarrollaría una nueva voz. El poeta supera
rápidamente el período de profundas contradicciones internas durante el que se gestó
The Strange Islands y dibuja para sí mismo un nuevo horizonte hacia el que dirigir
sus esfuerzos. No satisfecho con afrontar los problemas de su tiempo desde la
posición de escritor devocional perteneciente a otro mundo, empieza a hablar desde
una perspectiva más global acerca de una amplia gama de problemas
contemporáneos. De esta manera Merton abandona su pose de asceta medieval, (algo
que le hacía despreciar su propio siglo) y se convierte en un intelectual post-moderno
capaz de dialogar con pensadores contemporáneos como Boris Pasternak, Allen
Ginsberg, William Carlos Williams, Dietrich Bonhoeffer o Albert Camus.
Más aún, tras la publicación de “Poetry and Contemplation: A Reappraisal” (1958),
el monje acepta su vocación de escritor. Ya no la considera como un impedimento
para progresar en su vida espiritual. La imagen bíblica de sí mismo como un Jonás
apartado del mundo cotidiano y atrapado en el vientre de la vida contemplativa se
transmutó por la de un escritor que se hace cómplice del sufrimiento de su siglo y
que adopta una postura crítica ante ese joven monje contemplativo algo arrogante de
los años 40 y 50 caracterizado por un excesivo entusiasmo piadoso y una visión
demasiado simplista de la realidad. En los años 60 nace un nuevo Merton, no tan
seguro de sus respuestas, un humanista más vulnerable, capaz de compartir con sus
contemporáneos (ya fuesen católicos o protestantes, agnósticos o ateos), la
incertidumbre de un mundo turbulento y confuso.
Después de negársele el permiso de abandonar el monasterio en enero de 1960, la
correspondencia de Merton cambió su centro de interés hacia problemas de
actualidad y versó sobre todo acerca de la paz y la justicia social.

Si las cartas de finales de los años cincuenta dirigidas a Don Jean Leclercq
y a Ernesto Cardenal trataban acerca de su insatisfacción con la vida monacal cisterciense y
sus planes para conseguir una vida de mayor aislamiento y dedicación genuina a un
ideal eremítico, las misivas de la nueva década reflejan un mayor sentimiento de
responsabilidad personal y una actitud crítica ante la pasividad e indiferencia no sólo
de los monjes sino también de los católicos laicos hacia los problemas sociales y
políticos de la época, ante la sombría perspectiva de una guerra nuclear: “I observe
with a kind of numb silence, the inaction, the passivity, the apparent indifference and
incomprehension with which most Catholics (...) watch the development of pressure
that builds up to nuclear war”,
escribe a Cardenal en la carta citada.
Merton no puede quedarse quieto e inactivo, y a lo largo de los años, desarrolla en su
escritura póetica y en prosa una postura más comprometida con su tiempo:El poeta considera que no puede volver la espalda a horrores como los de la Alemania nazi, la guerra
del Vietnam, el desastre de Hiroshima, o la amenaza latente de una guerra nuclear.
denuncia con acritud y sin piedad alguna las utopías destructoras y las estrategias
alienantes de las dos grandes potencias enfrentadas por aquel entonces: Rusia y
Estados Unidos, personificados en las figuras bíblicas de Gog y Magog respectivamente. (Estas imágenes de Gog y Magog aparecen por primera vez en las profecías de Ezequiel en el
Antiguo Testamento y posteriormente en Revelaciones. Se identifican con naciones extranjeras
monstruosas, brutales, arrastradas por poderes satánicos que luchan entre sí hasta destruirse
mutuamente. Como el profeta Ezequiel, Merton siente la llamada a convertirse en “watchman”, en
vigilante (una de las metáforas favoritas del poeta) que debe advertir a su pueblo acerca de la
aproximación del enemigo, en este caso del avance sin tregua de las dos superpotencias hacia una
guerra sin precedentes).

Entre los sueños más sórdidos referidos por el poeta, se halla, sin asomo
de duda, la creación y utilización de la bomba atómica, que inspiró a Merton su
poema Original Child Bomb, una de las obras más significativas dentro de la
construcción poética mertoniana y precursora de lo que él denominaría antipoesía
tanto por su temática como por tono lacónico e inexpresivo y su estilo a base de
citas. Según nos indica su biógrafo Michael Mott, el monje se inspiró en escritos
diversos para componer lo que se puede considerar como su propia versión del
bombardeo de Hiroshima. Cuando fue publicada a comienzos de 1962, se generaron
fuertes polémicas: algunos tacharon la obra de alegato antiamericano mientras que
otros la contemplaron como un panegírico al bombardeo nuclear. Incluso algunas
librerías, confundidas por el título, la colocaron en la sección de literatura infantil.
Caracterizada por un lenguaje estilístico a base de artificios como la ironía, Original
Child Bomb encierra una violenta caricatura política
. Se trata de un ejercicio
ensayístico o largo poema en prosa dividido en cuarenta y una secciones, donde se
narra con detenimiento y aguda percepción la invención de la bomba y todo el
despiadado y cínico ritual que constituyó el primer ataque nuclear norteamericano
contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

sábado, 19 de enero de 2008

Cada momento es un don: Robert Lax.


Uno de los mejores amigos de Merton fue Robert Lax; leyendo algo sobre él, hace unos años, encontré este texto que les comparto:

“La oración es una forma de obrar el bien de forma instantánea en beneficio de todas las cosas en todos los sitios a la vez. Es una forma de enviar amor a todas partes de inmediato. Es una fuerza a la que todo el mundo puede acceder y puede transfigurar el mundo. La oración hace que todo cuanto emprendas sea más real, más duradero, lleno de sentido y fructífero. Con la oración simplemente todas las cosas florecen y fluyen. Es una forma de vivir y de dar… y si tienes la impresión de que no sabes o no puedes rezar, busca algún lugar tranquilo y descansa. Escucha el canto de un pájaro, o haz algo creativo. Canta, baila, pinta, sonríe. Ayuda a alguien. Siente la presencia de la mañana en cada hoja. Comparte tu alegría. Creo que todo eso es, de alguna forma, orar; sobre todo si procede de un corazón que ama y está gozoso”.


Otro texto de Roberto Lax que también tengo copiado en mis cuadernos de apuntes es este:

“Tal vez resulte útil tener en cuenta tres cosas: está Dios, estás tú y está el momento, y cada momento es un don. Y así las cosas, puedes relajarte, entrar en el momento y hacer cuanto esté en tus manos para escucharlo. Quiero decir escuchar de verdad. Estate presente en el momento con todo lo que eres. Después de aprender a escuchar, es cuando puedes empezar a responder”.

Este último texto bien merece una sesión de meditación.

viernes, 18 de enero de 2008

El arte del corazón amplio.


Interesante entrevista hecha al P.Anselm Grün (y encontrada en la red) les comparto acá, como motivación para la lectura de sus libros:


"Alejado del ruido de las grandes ciudades, en medio de campos de cultivo y pueblos tranquilos, se alza majestuoso el monasterio de Münsterschwarzach. El que este sitio sea hoy un centro de peregrinación espiritual en Franconia se debe sobre todo a una persona: el padre Anselm Grün, el humilde religioso que con su característica barba se ha convertido en una especie de estrella del pop para la Iglesia Católica en Alemania. Sus obras esotérico-piadosas como Para encontrar el equilibrio interior y Paz del corazón son bestsellers, y se han traducido a 28 lenguas. De esta forma, el monje benedictino se cuenta entre los más importantes autores espirituales del mundo contemporáneo.

El padre Grün me recibe una fresca mañana de sábado en la puerta del monasterio y me conduce –a petición mía- a la cafetería del convento, el lugar adecuado para un brunch. Rodeado de damas en busca de tranquilidad espiritual, pronto nos parece más adecuado retirarnos: con una taza de café nos refugiamos en una tranquila habitación vecina, donde Anselm Grün comienza a relatar su vida.

Nada más acabar las pruebas de acceso a los estudios universitarios, este sesentón se decidió por una vida de ascesis monástica y entró en la comunidad de los Benedictinos de Münsterschwarzach. No sin escepticismo: “Por supuesto, al principio hubo dudas sobre si esta rígida vida en la Orden no sería demasiado estrecha para mí. ¿Y es el celibato realmente posible, o tendré que reprimir mi sexualidad?” Aunque hoy considere su elección de una vida espiritual como “el camino acertado para mí”, aún tiene momentos de remordimiento: “siento a veces como un dolor al no haberme casado ni tenido hijos”.

Grün habla tranquilo y despacio, sorbiendo de vez en cuando su capuchino, mientras relata los años de estudio en Roma. Sus estudios de Teología coincidieron con la época de los cambios sociales de finales de los años sesenta, cuando los movimientos estudiantiles protestaban en muchos Estados europeos por un mundo mejor: “También entre nosotros se notó entonces un cambio. Nos rebelamos contra las costumbres anticuadas y los rituales polvorientos.” Para lograr una Iglesia que predicase más cerca del sentir de los tiempos y que pusiese el acento en el hombre.

Mística cristiana y psicología moderna.

Esta cercanía a la gente es la que impregna las obras de Anselm Grün y explica su éxito. Une la mística cristiana con la psicología moderna y la filosofía oriental. “Tengo un lenguaje simple que no prejuzga”, cita como un factor importante de su celebridad. Un lenguaje que también encuentra críticas: sobre todo en el sector conservador de la Iglesia, algunos temen que se diluyan los principios católicos mediante la apertura espiritual y las posiciones liberales de la filosofía de Anselm Grün. “Tengo un lenguaje diferente del de muchos conservadores y por eso me atacan desde algunos círculos”, señala un poco turbado.¿Es Anselm Grün un renovador, un precursor de una pequeña revolución eclesiástica? El padre Anselm lo niega: “Me veo en general en concordancia con la tradición católica”. Sobre el papa Benedicto XVI, al que aún no ha conocido personalmente, dice palabras conciliadoras: “Bajo el nuevo papa ha tenido lugar una apertura. No creo que tenga nada contra mi teología”.Hablamos sobre la creciente atracción que tiene la Iglesia Católica actual sobre muchos jóvenes europeos. “En este tiempo cambiante, los jóvenes buscan reposo y claridad. La juventud de hoy a menudo no está relacionada con la Iglesia y siente curiosidad. De ahí que la gran baza de la Iglesia consista en que es auténtica y ofrece orientación al mismo tiempo que una sana espiritualidad”, explica.

Búsqueda del corazón amplio.

La búsqueda de una espiritualidad sana es un aspecto central de su trabajo teológico. Ve con preocupación las actuales tendencias al fanatismo religioso. “Hay formas de religiosidad que crean enfermos y fanáticos, no sólo en el Cristianismo, sino también en otras religiones.” La llave para una forma curativa, no fanática de la Fe la ha encontrado el Padre Anselm en el fundador de la Orden de los Benedictinos. “Para Benito de Nursia es un rasgo de espiritualidad sana el corazón amplio”. Tras esta formulación se oculta una búsqueda de la apertura, la tolerancia y la empatía.

A mi pregunta sobre las relaciones entre la Iglesia Católica y el Islam, Anselm Grün vacila: “Por una parte es importante mantener un diálogo adecuado con el Islam, que esté impregnado del respeto a las tradiciones del otro. Pero aún así debemos ser críticos con la intolerancia que vemos en algunos países en los que está arraigado el Islam. Lo que necesitamos es un diálogo crítico.” Al mismo tiempo, el benedictino nos aconseja no proyectar sólo imágenes negativas del Islam. En lugar de eso, “deberíamos preguntarnos qué podemos aprender”, dice refiriéndose a la abierta tradición sufí.Tampoco su Iglesia está libre de corrientes intolerantes, admite el Padre Anselm tras ser preguntado. Hablamos sobre la posición de la Iglesia Católica respecto a la homosexualidad. “Aquí hay sombras aún, por supuesto”, subraya el teólogo reflexivo. Esto es especialmente problemático cuando la fe católica sirve para justificar políticas de discriminación respecto a los homosexuales, como sucede en algunos países de Europa del Este. “Debemos evitar ver la homosexualidad como un pecado”, dice Anselm Grün.Durante la conversación, el Padre vuelve a menudo a su principio del “corazón amplio”. Plantea con esta metáfora la filosofía de una globalización humana: “Cuanto la globalización sólo beneficia los derechos de los más fuertes, se convierte en maldición”. Apela a la responsabilidad de la economía mundial, y propone “crear valores apreciando valores”. En seminarios regulares de Dirección de Empresas, Anselm Grün enseña a dirigirlas “con corazón amplio”, que tiene como principios la tolerancia hacia el personal y la empatía con él. “El objetivo no es juzgar, sino comprender”, reza uno de los mandamientos del benedictino".
Christian Lindner - Münsterschwarzbach - 29.6.2007 Traducción: Luís González Vaya

Si te atreves a penetrar en tu propio silencio.


"El mensaje de esperanza que te ofrece el contemplativo no consiste en que tengas que buscar tu camino a través de la jungla de palabras y problemas que hoy envuelven a Dios, sino que Dios te ama, lo entiendas o no, que está presente en ti, que habita en ti, que te llama, te salva y te ofrece un conocimiento y una luz que no tienen comparación con nada que hayas encontrado en los libros ni oído en los sermones. El contemplativo no tiene nada que decirte, sino alentarte y asegurarte que, si te atreves a penetrar en tu propio silencio, a caminar en la soledad de tu propio corazón, y a arriesgar el compartir esta soledad con el otro solitario que contigo y a través de ti busca a Dios, llegarás a encontrar la luz y la capacidad para entender lo que está más allá de todo lo que se puede decir o explicar, ya que está demasiado cerca para poderse explicar: la íntima unión en las profundidades de tu propio corazón entre el espíritu de Dios y tu más recóndito y oculto yo, de modo que tú y Él seáis en verdad un solo Espíritu".

El camino monástico: una carta sobre la vida contemplativa.

Thomas Merton.

jueves, 17 de enero de 2008

Mirar a los otros en Comunidad



Hace varias entradas comenzamos a presentar algunas ideas sobre dirección espiritual, y hablábamos de tres vías o disciplinas básicas, según Henri Nouwen. Ya comentamos dos de ellas: la disciplina del corazón y la disciplina del libro; ahora comentamos la tercera, la de la Iglesia o comunidad de fe. "Estas tres disciplinas (el corazón, el libro y la Iglesia) exigen discernimiento espiritual, cuenta de conciencia y dirección, en orden a superar nuestra sordera y nuestra resistencia y convertirnos en personas libres y obedientes que escuchamos la voz de Dios cuando nos llama a lugares desconocidos".


La tercera disciplina clave para la dirección espiritual es la disciplina de la Iglesia o comunidad de fe. Esta práctica espiritual exige de nosotros estar en relación con el pueblo de Dios, testimoniando la presencia activa de Dios en la historia y en la comunidad. (Mateo 18, 20).
La comunidad de fe nos recuerda continuamente lo que está sucediendo realmente en el mundo y en nuestra vida. La liturgia y el leccionario de la Iglesia (oraciones, ritos y pasajes de la Escritura utilizados habitualmente, así como el calendario que sigue la vida cristiana a lo largo del año) desarrollan para nosotros, por ejemplo, la plenitud del acontecimiento Cristo. Cristo va a llegar, Cristo ha nacido, Cristo se manifiesta al mundo, Cristo sufre, Cristo muere, Cristo es resucitado, Cristo asciende al cielo, Cristo envía el Espíritu.
No son acontecimientos que tuvieron meramente lugar hace mucho tiempo y que recordamos ahora con una cierta melancolía, sino que tienen lugar en la vida cotidiana de la comunidad cristiana. En la vida de Cristo y a través de ella, recordada en la comunidad y en el culto, Dios nos da a conocer su presencia activa. La Iglesia dirige nuestra atención a los acontecimientos divinos subyacentes a la Historia, permitiéndonos dar sentido a nuestra propia historia.
Escuchar a la Iglesia es escuchar al Señor de la Iglesia. Esto significa, en concreto, tomar parte en la vida litúrgica de la Iglesia. Cuanto más permitamos que nos informen los acontecimientos de la vida de Cristo, tanto más capaces seremos de conectar nuestra propia historia cotidiana con la gran historia de la presencia de Dios en nuestra vida.
La disciplina de la Iglesia como comunidad de fe funciona como nuestro director espiritual, dirigiendo nuestro corazón y nuestra mente a Aquel que hace nuestra vida verdaderamente plena de acontecimientos. Reunirse con un director espiritual proporciona una experiencia interpersonal de la comunidad cristiana y permite que la conversión verse acerca de cómo nuestra vida individual es parte de la gran historia evolutiva del pueblo de Dios.

Henri Nouwen.

miércoles, 16 de enero de 2008

Una reserva espiritual.


“Debemos profundizar en los evangelios. Todos los días. Siempre. Sin desfallecer. En todas las situaciones. Debemos vivir una vida espiritual que resplandezca para que todos la vean, pero, sobre todo, debemos vivir una vida espiritual tan profunda, habitual y clara que la oposición no nos sorprenda. Debemos crear dentro de nosotros una reserva espiritual que nos ayude a superar todas las barreras eclesiales y estatales con paz en el corazón y serenidad en la vida, sabiendo sin ninguna duda, que las preguntas que hacemos no son sólo nuestras”.

(Joan Chittister, osb)


“La fidelidad significa estar dispuesto a cambiar para seguir siendo el mismo”.
(Joan Chittister, osb)


“Señor, envíame cada alborada un ángel para que arranque de mi corazón los cardos y las ortigas, por si, durante la noche, el enemigo los hubiese plantado. Padre, estoy metido en el punto exacto donde se cruzan las corrientes; no te olvides, no sueltes tu mano de mi mano, y no dejes de cantarme cada noche una canción de cuna”

(Ignacio Larrañaga)

martes, 15 de enero de 2008

Libros que leí.


Revisando uno de mis viejos cuadernos de apuntes me detuve un poco en los titulos que leí en aquellos meses, y me pareción interesante compartíselos en esta página. La lectura ha sido siempre para mí un elemento esencial de mi vida cotidiana, para mi formación personal y espiritual, y también como compañía. Si tienes un libro contigo no estás solo. De la lista resalto los que más huella dejaron en mí en aquel momento. En otra ocasión les compartiré la lista de mis diez libros imprescindibles.



Libros que leí entre junio de 1999 y marzo del 2000.

“Vida perdida”. Ernesto Cardenal. (Seix Barral)
“La verdad sobre todo” Matthew Stewart.
“La historia Interminable”. Michael Ende. (relectura)
“El Señor de los anillos”. J.R.R. Tolkien.(Relectura)
“El caballero de la armadura oxidada”. Robert Fisher.
“Ascenso a la verdad”. Thomas Merton.
“Teresa de Lisieux en el Carmelo”. J.F. Six.
“Las Palabras”. Jean Paul Sartre.
“Diario II”. Krishnamurti.
“Jesús está vivo”. Emiliano Tardiff.
“Diez años después”. Carlos G. Vallés.
“Eminencia”. Morris West.
“Diario de un cura rural”. Georges Bernanos.
“Lo que yo creo”. Jacques Gaillot..
“El abogado del diablo”. Morris West.
“Paisaje de otoño”. Leonardo Padura.
“Arena y espuma” Kalil Gibran.
“El espejo vacío: experiencias en un monasterio zen” Janwillen van de Wetering.
“Tiempo de ciclón”. Roberto Pérez León.
“El examen no ha terminado”. Angel Escobar.
“Cartas al cielo”. Teresa Cárdenas.
“La sombra del Galileo”. Gerd Theissen.
“El maestro interior”. K.G. Dürckheim.
“El Eneagrama”(Trabajé mucho con este libro)
“Reconciliándose con la propia sombra”. Jean Monbourquette.
“Ayudarse a sí mismo. Una psicoterapia mediante la razón”. Lucien Auger.
“Música para camaleones”. Truman Capote.
“Las estaciones del corazón”. John Powell.
“Naturaleza muerta con abejas”. Atilio Caballero.
“El fuego en estas cenizas”. Joan Chittister.
“Diario de la cárcel”. Cardenal Wyszynski.

Estar en Cristo.


Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz”. (Efesios 2, 13)

Estar en Cristo es sentirse amado por Él incondicionalmente, lo cual redime de muchas heridas interiores. Significa ver caer, uno a uno, los muros que la sociedad levanta contra los diferentes.
Estar en Cristo es descubrir que nacen alas, que tenemos un poder interior, y que el orden real del universo no es aquel que piensa la mayoría, sino otro, que Jesús llamó Reino de Dios.
Estar en Cristo es ir llenándose de paz, de una paz nueva, que ningún acontecimiento exterior, o interior, puede arrebatarnos.
Estoy en Cristo, estoy cerca, estoy en paz.

(18 de febrero de 2000)

domingo, 13 de enero de 2008

El pequeño suspiro.



“¿Hay algún ser humano que pueda afirmar que sabe orar? Me temo que la persona que lo afirmara no sabría, precisamente, orar de verdad. Y lo contrario habría que decirle a quien se queja de que no sabe orar: Precisamente así estás muy cerca de orar de veras! La auténtica oración es, en efecto, algo que nosotros no sabemos hacer, sino que acontece, no debido a una facultad, sino a que Dios nos ha adoptado como hijos suyos. Si somos sus hijos, también clamaremos a Él. El mandamiento bíblico nos ordena: ¡Pidan! ¡Tengan presente a nuestro Señor Jesucristo, que también oró por nosotros en la cruz! Lo único que tienen que hacer es aceptar su gracia. Si dicen SI a la gracia de Dios, obedecerás esa orden, orarás. Este pequeño suspiro con el que decimos a Dios: “¡Ah, si!” es la oración y la fuente de toda oración. Pues ahí está incluido el Padrenuestro entero y todo Miserere y Gloria que la Iglesia haya rezado alguna vez. En este pequeño suspiro está incluido todo, y todo debe, a su vez, convertirse continuamente en este pequeño suspiro. Ahí no existe ningún arte de la oración. Ahí tan sólo existe el más elemental derecho del hijo de Dios. Si no sabes orar, ejerce este derecho: esto es todo cuanto has de hacer”.

Kart Barth

sábado, 12 de enero de 2008

Teilhard de Chardin.



Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955) fue jesuita, teólogo y científico francés, celebre por su trabajo de campo pionero en paleontología. Sus proféticos ensayos sobre la reconciliación entre la fe y la teoría de la evolución suscitaron las sospechas del Vaticano, y se le prohibió publicar en vida escritos sobre temas religiosos.
Ya en este blog hemos publicado algunos textos suyos. Ahora compartimos algunas reflexiones de Ursula King, que aparecen en el libro “Escritos Esenciales” como presentaciones a los textos de Teilhard. Las ideas que destaco me parecen fundamentales para esa nueva comprensión de lo corporal y lo material en la vida espiritual.


Descubrir lo divino en las profundidades de la materia ardiente.

“La concreta tangibilidad de la tierra, la fragilidad del mundo vivo, la obsesionante belleza de la naturaleza: todo ello podía ser para Teilhard un medio para la revelación divina. La experiencia humana de los sentidos (ver, tocar, oír, sentir) podía revelar un camino que conducía al “corazón de la realidad”, a Dios. Teilhard poseía un extraordinario sentido de la concreción física, de la fuerza y el poder revelador de todas las cosas creadas en este mundo. También sentía un gran anhelo de una unidad más profunda de todas las cosas, con toda su diversidad unida en último término a Dios.
Él siempre fue profundamente consciente de en qué gran medida había sido bendecido por ciertas tendencias a buscar lo que él llamaba”el corazón de Dios en el corazón del mundo”. Tanto la ciencia como la religión le ayudaron en esto y, en su efecto combinado, le hicieron ver las cosas de manera diferente. Ver más y sentir más significa ser más, vivir una vida más plena, más rica, una vida de plenitud y totalidad. La particular manera Teilhardiana de verlo todo en una visión interrelacionada, holística, omnicomprensiva y unificadora le proporcionó una profunda intuición y sabiduría mística. Y, por encima de todo, quiso comunicar su visión del esplendor del espíritu y de la presencia divina a los demás seres humanos.
Su particular manera de ver consistía en tres componentes esenciales que él llamó “lo cósmico, lo humano y lo Crístico”. El entrelazamiento creativo de estos tres elementos le reveló la “diafanidad de lo divino en el corazón de un universo ardiente”.
Ursula King.

Aquí he de amarte, Señor.


"Oh, corazón ardiente,

jamás visto ni imaginado en este desierto,

Tú, sólo Tú eres real, y aquí te he descubierto.

Aquí he de amarte y alabarte en una muerte muda,

Hasta que mis blancos y entregados huesos,

descoloridos y pulidos por los vientos de este Sahara,

revivan a una orden tuya,

se yergan y florezcan en una primavera sin fin".

Thomas Merton.

viernes, 11 de enero de 2008

A tí, que buscas a Dios.


HOLA manuel ¡¡¡ BIENVENIDO !!!Gracias por este texto acerca del silencio, cuanta falta me hace esa "soledad sonora" para dejarme llenar de Dios!!Es difícil, en medio de tanto barullo como vivimos, encontrar espacios y tiempos de silencio para orar, pero siempre se puede y es necesario para vivir serenamente en Dios y comunicarlo a los hermanos.Cuando encuentro palabras como las tuyas me animo y mi entusiasmo crece.Yo también quiero compartir un texto que ayuda en este sentido:


A tí, que buscas a Dios, Hermano:

pon en descanso tu propio corazón.Tú, que buscas a Dios; tú, que sientes en tu alma el deseo de orar; tú, que percibes la voz del Señor que te invita a un encuentro profundo con Él, no desoigas su voz. Ten la serenidad y la disponibilidad necesarias para "perder tu tiempo" con Dios. Renuncia por un momento a tu actividad. Deja este ritmo de vida marcado, inexorablemente, por las agujas del reloj.Vive tu tiempo para Dios como "un tiempo fuera del tiempo".Está atento. No duermas, pero tampoco tengas prisa.Piensa en ti. Busca recrear tu propio interior. No creas que esta actitud es egoísta.Las personas que comparten tu vida no sólo necesitan de ti, o de tu servicio, o de tu disponibilidad. Esperan que tú les puedas decir con tu vida una palabra que nazca de dentro, una palabra del alma, una palabra que suene a silencio.No vivas en actitud prescindente o alienada. Piensa que es necesario que renueves tu interioridad.Para ello, dile al Señor un sí muy grande, muy sincero. Estás dispuesto a encontrarte con Él. Después, en la vida, tendrás que ser su testigo.Ten en cuenta que en estos días te asediará la tentación de la actividad o de las prisas. Te molestará el recuerdo de las cosas que aún tienes por hacer. No te dejes vencer por estas preocupaciones. Ahora tienes un tiempo para renovarte a fondo, haciendo nuevo tu corazón, más disponible para amar y para darse.Llora, sí, llora por ti. Reconoce tus pecados y, con ellos, el gran pecado de la superficialidad. Llora por tus egoísmos.Deja a un lado el planteamiento activista de tu vida, la eficiencia, el "hacer por hacer" a cualquier precio, olvidando, incluso, lo más necesario, olvidando que eres tú y el Señor quienes hacen el camino.Valora tu tiempo como un tiempo de Dios y para El. Busca hacer de tu vida una ofrenda de alabanza y de adoración al Padre por amor.Pero, para ello, no puedes ignorar y desconocer la realidad del Señor vivo y presente en tu propio corazón, que llama sin cesar a la puerta de tu alma: "Estoy a la puerta y llamo -dice el Señor-. Si alguien me abre, cenaré con él y él conmigo".Vive siempre en Dios, plenamente arraigado en la vida y, desde ella, aprende a orar la Palabra. Aprende a orar la Palabra, es la Palabra del Señor, tu Dios, tu Señor, tu Amor, tu Vida. Y para ello, busca sin cesar caminos de oración en tu vida. Buscar es amar y amar es buscar, el Espíritu Santo guía tu ruta. Escúchalo.Mete a Dios en tu vida. Libérate para conseguirlo de todas aquellas ataduras que te dificultan el camino para descender a tu propio corazón.No dudes en guardar en tu vida espacios reservados a la soledad y al silencio. Este es un tiempo privilegiado para ello.En la soledad y en el silencio comprenderás la verdad de las palabras de Guillermo de Saint-Thierry: "El que vive en Dios nunca se siente menos solo que cuando está solo". Y Esto es así porque saborea su felicidad. Entonces es dueño de sí mismo, porque disfruta de Dios en él y de él en Dios.Ama la soledad, donde el Señor te hablará al corazón para recordar su amor primero. Allí te capacitarás para acoger la Palabra, para orarla en tu vida."Una palabra habló el Padre -dice San Juan de la Cruz-, que fue su Hijo". Y esta Palabra siempre habla en el eterno silencio. Y en silencio ha de ser oída del alma.Reconoce que caminar por la ruta del corazón te exigirá subir a la montaña y al desierto con el Señor para orar y para ser tentado, para ser probado.El Espíritu te conducirá hacia el Monte Sinaí para reconocer la trascendencia de Dios y la inmensidad inabarcable de su misterio.Pero también tendrás que subir a la montaña, donde podrás contemplar el rostro transfigurado y luminoso del Señor. Recuerda, sin embargo, que para los discípulos predilectos de Jesús, fue una visión fugaz, como para darles a entender que "más estima Dios en ti el inclinarte a la sequedad y al padecer por su amor &endash;dice, de nuevo, San Juan de la Cruz-, que todas las consolaciones y visiones espirituales y meditaciones que puedas tener".No dudes en mantener tu fidelidad al camino que has emprendido cuando la oscuridad o el desconcierto se adueñen de tu alma. Ten fe. Él te ha llamado. Vive con amor tu andar, pues no consiste el amor en sentir mucho, sino en experimentar gran desnudez y sufrimiento por alcanzar a contemplar el rostro del Señor a quien amas. Él te ha hecho caminar en el deseo de contemplar su rostro.Que puedas decir, en verdad, con el apóstol Pablo: "Para mí, vivir es Cristo", ya que, en encontrar esta vida has puesto tu empeño y tu vocación consagrada.Conduce también tu corazón al Monte de los Olivos, que es el lugar donde aprenderás a vivir amorosamente y en cruz la voluntad del Padre. Desde este Monte verás ya el Calvario, el lugar de la Cruz.No temas la Cruz, no la rehuyas. Para que tu alma pueda encontrarse cara a cara con el rostro del Señor, tendrás que poder decir, como Pablo, el apóstol a los Gálatas: "Estoy crucificado con Cristo. Vivo yo, más no soy yo, es Cristo quien vive en mí".También subirás al Monte de las Bienaventuranzas. Escucharás en tu alma las palabras de Jesús. Te encontrarás, cara a cara, con la Palabra, el Verbo. El Señor Jesús, que te dice con fuerza: "Ten la alegría que yo tengo, la alegría plena. Sé feliz. Bienaventurados los pobres de alma. Bienaventurados los limpios de corazón. Bienaventurados los que sufren persecución por causa de la justicia. Bienaventurados… bienaventurados…".Abandónate, para ello, al querer de Dios, aunque sea muchas veces un querer de Cruz."No te canses, que no entrarás en el sabor y la suavidad del Espíritu -dice Juan de la Cruz-, si no te dieres a la mortificación de todo esto que quieres".Que tu alimento sea el evangelio, y tu apoyo el libro de los Salmos, oración de la vida y de la fe.Canta a la vida con gozo, pues el Señor está en ti, Salvador y Rey. Sí, Él se hará más cercano cuando más atrás dejes tu propio camino y vayas realizando lo que Él quiere para ti.Conviértete en hombre nuevo creado a imagen y semejanza de Dios. Para ello reconoce tu pecado y canta su misericordia que no tiene fin.Ábrete a la misericordia y déjate salvar por el amor.Confía tu oración al viento del Espíritu. Reconoce para ello tu pobreza. Que la humildad, la pequeñez de alma te haga libre. Acéptate con tus pobrezas y con tus limitaciones. Haz como el niño que se deja llevar por la mano amorosa del Padre.Busca la comunión interior en la paz contigo mismo, en la serenidad y docilidad con la que aceptas las manifestaciones de Dios, y en la caridad, el amor fraterno que es tu norma de vida entre los hermanos. Sé para todos ellos, sacramento del encuentro de todos con el Señor. Ámalos y acéptalos en tu vida.No hagas tu camino en solitario. Vive en comunión con los que comparten tu vida. La soledad en la que haces tu camino hacia el corazón, hacia el encuentro con Dios, ha de ser una soledad en comunión.Mira, desde la perspectiva que te ofrece el camino esencial de tu búsqueda de Dios, el rostro nuevo que adquieren los hermanos. Reconoce en los más pequeños y pobres, en los que más sufren, el rostro de Cristo herido.No dudes en pasar del amor a la soledad contemplativa, al encuentro de comunión con los hermanos. Hazte presente en ellos y hazlos presente en este tiempo de silencio. Son siempre parte esencial de tu camino de encuentro con Dios.Descubre las manos que se tienden ante ti pidiendo tu ayuda, tu pan, tu consuelo. No llegarás al templo de Dios si pasas de largo ante el hermano herido en el camino. Recuerda la parábola del Buen Samaritano.Vive el amor con libertad. No te ates, no condiciones tu vida con una manera de amar que te aparte del camino. Aprende a amar y a escuchar, pero ama si ilusiones, ama a tus hermanos tal y como son. Que no te limite el amor si los encuentras manchados por el polvo de la vida o el sudor y las lágrimas del dolor.Ten un corazón bueno y se testigo de la ternura de Dios.Siéntate en la mesa de comunión que es la Trinidad Santa que habita en tu alma. Ella está en ti, hace camino contigo. Es una fiesta de comunión.Encuéntrate con el rostro de Cristo grabado en la cruz. Vive con intensidad su presencia sacramental en el Sagrario. El Maestro está aquí y te espera.Reconocerás, a lo largo de tu ruta, que lo que más buscas y deseas ya está en ti.Vive la comunión con la presencia divina de la gracia que está en lo más profundo de tu ser y haz como María: sé dócil a la obra de Dios en ti. Magnifica la grandeza de su amor con la misma verdad con la que reconoces tus límites.Acoge al Espíritu Santo. Guarda en ti la Palabra, vive en Cristo y, como María, canta su misericordia sin fin.

Jaume Boada i Rafí O.P.


Gracias, Caridad, por este texto, que comparto acá para que llegue a más.

Amar hace la diferencia.


“Psicológicamente, debemos tener presente que en todo lo que hacemos siempre hay un sí y un no. Somos como un iceberg, con una pequeña punta que aflora a la superficie y una gran masa sumergida. En el instante mismo en que digo: “seré un santo”, hay en mí alguien que dice: “Seré un impío”. Si no soy una persona bien integrada, si mi resolución de ser un santo nace de motivos confusos sin que yo lo sepa, será probable entonces que, en todo cuanto haga para convertirme en santo, estaré, al mismo tiempo, poniéndome trabas. Yo mismo estaré tratando de derrotar mis esfuerzos por convertirme en santo.
Así que cuando resolvemos hacer ciertas cosas, estamos, al mismo tiempo, sin saberlo, poniéndonos en situación de frustrarnos y de no hacer lo que debiéramos hacer. En este aspecto, y una vez más, en tanto que cristianos, no deberíamos ser tan religiosos. Es el amor lo que nos hace trascender la religiosidad. Entre lo que acontece en mi mecanismo inconsciente cuando estoy amando y lo que acontece cuando no estoy amando está toda la diferencia”.
Thomas Merton.

jueves, 10 de enero de 2008

El valor del silencio.


Llaman poderosamente mi atención los textos de Thomas Merton que hablan sobre el valor del silencio, pues vivimos en un mundo en que los ruidos se han convertido en una verdadera plaga; en Cuba, como todo es viejo, hace el doble de ruido de lo normal, y además, los cubanos nos hemos acostumbrado a gritar todo el tiempo, a poner la música en el máximo de volumen. De ahí que entre los propósitos de una transformación espiritual entre nosotros ocupe un puesto importante la revalorización del silencio, y la necesidad de cooperar para acallar o moderar los ruidos que acompañan nuestra vida. Al decir de Merton, “por detrás de la tiranía del ruido siempre actúa una voluntad”. En entrada anterior compartimos algunos textos acerca del valor del silencio; aquí van algunas pequeñas ideas más concretas sobre lo que comentamos más arriba:

“Lo que se requiere es un silencio genuino, que esté vivo y conlleve una presencia de amor. El silencio verdadero nunca es automático. Tampoco lo es el ruido. Por detrás de la tiranía del ruido siempre actúa una voluntad”.

“En ocasiones, los seres humanos crean ruido deliberadamente. Las personas frustradas suelen reunirse con el propósito de hacer ruido, ruidos que molestan y mortifican a sus prójimos, mientras ellos mismos no sufren. Es una especie de “desquite” para ellos, una forma de compensar sus frustraciones. Nosotros debemos combatir esa tendencia. Cada vez que alguien arma un alboroto obliga a otros a soportarlo, y hay en esta actitud una tremenda injusticia”.

“Nuestro servicio para el mundo podría consistir, pura y simplemente, en preservar un sitio libre de ruidos, donde las personas puedan reunirse y estar en silencio”

“Yo estoy en contra de reducir el silencio a mudez, en contra de privar a los individuos de su derecho a escuchar las voces múltiples del silencio, de escuchar a la vez en el nivel de la gracia y en el nivel de la naturaleza. Cuando existe un silencio verdadero, podemos ir. Y todos tenemos necesidad de oir”.

Se trata de crear un espacio sagrado, donde podamos escuchar; escuchar la verdad de lo que somos, para alcanzar la madures necesaria para vivir en plenitud. Esa escucha tiene lugar no en medio de una ruidosa algarabía, sino en el silencio que produce el cantar melodioso de la naturaleza, el cantar de un mundo que crece, el cantar de los hombres y mujeres que aman.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.