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jueves, 21 de agosto de 2008

La eucaristía en la vida de Henri Nouwen.


Hace algún tiempo leí la biografía espiritual de Henri Nouwen que escribió Michael O´Laughlin, bajo el título de “El amado de Dios”. En aquel momento asumí el texto con cierto escepticismo, pues parecía escrito en clave de confrontación con otra biografía de Henri que sigue siendo uno de mis libros favoritos, de esos a los que se vuelve una y otra vez; me refiero a “El profeta herido”, de Michael Ford. Ahora en las últimas dos semanas lo he tomado de nuevo y esta segunda vez lo he disfrutado mejor, con menos sentido crítico, y he podido encontrar lo positivo de este otro acercamiento a la persona y espiritualidad de Henri Nouwen. Tal vez hay un intento de suavizar ciertas aristas polémicas en la vida de Henri, o de presentar más a Henri como un modelo, pero también aporta nuevos elementos para que los lectores de este importante maestro católico se aprovechen más de sus libros y sobre todo del testimonio de su vida. Para mí personalmente es un ejemplo de lo que suelo llamar “santidad imperfecta” o “nueva santidad”, más cercana al mundo de hoy, que busca la liberación interior de la persona, que no da la espalda al mundo en que vivimos, y que hace de la propia vida y la cotidianidad el lugar de encuentro con Dios y lo sagrado.
Desde hace días quiero compartirles algo de lo que voy leyendo pero me ha faltado tiempo para escribir, en especial lo relacionado con el lugar que la eucaristía ocupaba en la vida de Henri Nouwen. Vaya pues algo de lo leído sobre este tema:

“La eucaristía dio forma y sustentó la copiosa vida y obra de Henri Nouwen; consiguió cristalizar una nueva enseñanza acerca de este tema en la espiritualidad cristiana, más cercana a su sentido original. Lo hizo desplazando el centro de atención eucarístico del ámbito de la doctrina y de la ceremonia eclesiástica, devolviéndolo a Jesús y a la experiencia de vida de las personas reunida en torno a una mesa. En virtud de su sacerdocio, Nouwen se instaló en el centro mismo de la experiencia cristiana. Tanto la forma que tenía Nouwen de celebrar la eucaristía como sus escritos espirituales acerca de la misma conseguían una interpretación más abierta y libre de la norma católica. Henri presentaba la eucaristía como un aspecto vital dentro de la vida y el ministerio de Jesucristo, como un momento en el que Jesús extiende los brazos e invita a todo el mundo a sentarse a la mesa con él”.

¿Qué podemos destacar en la celebración eucarística de Henri?

“Consiguió una penetración intuitiva singular, o un aumento de la conciencia en relación con la presencia de Jesucristo en la eucaristía.
Colocaba un altar más bajo, ricos vestimentas de colores brillantes, sentido festivo, un ritmo más lento, permitía acceder a una comprensión más profunda y más rica del evangelio.
Henri hacía de la celebración eucarística una extensión de su predicación, y tal y como él la presentaba, constituía el momento en que Jesús y sus amigos compartían la amistad y la intimidad.
Curiosamente, tanto protestantes como católicos se sentían incluidos y totalmente a sus anchas en torno al altar de Henri Nouwen. En este sentido la intercomunión se convirtió en el área principal en la que Nouwen traspasó los límites de la práctica católica romana. Nouwen estaba dispuesto de buen grado a saltarse las normas, pero, al igual que Jesucristo, tenía el acierto de saltárselas por una razón justa; enseñó que la eucaristía es para todos los cristianos y que constituye una experiencia demasiado importante como para que nadie sea excluido. De este modo Nouwen se convirtió en un defensor convencido de un nuevo ecumenismo, y en un puente católico para la América protestante.
Henri nos dice que la eucaristía es tanto un balance como una celebración de nuestras vidas: es el lugar donde hacemos inventario y del que extraemos aliento. La eucaristía puede y debe ser un vehículo para el despliegue de nuestra propia experiencia espiritual y personal”.

(Lo anterior es un resumen de lo leído en el libro citado anteriormente).

1 comentario:

mj dijo...

Hola, lo que dices de Henri en tu primera parte del texto es verdad.
Cuando se le lee con el único proposito de disfrutar, se ve lo tremendamente humano y cercano que es a nosotros.
Y sobre la segunda parte, te diré que conforme iba leyendote me acordaba del hermano Roger de Taize, el hizo posible el encuentro ecumenico que ahora se vive allí.
Es preciosa esa última parte, se debería poner más en practica.
Me ha gustado mucho
Un abrazo
Jose

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.