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viernes, 6 de agosto de 2010

CELEBRACIÓN Y ALABANZA

“Aunque esta visión interior es un don y no un producto directo de la técnica, es necesaria cierta disciplina que nos prepare a tenerla. La meditación es una de las formas más importantes y características de esta disciplina. La oración es otra. En el contexto de esta conciencia interior de la presencia directa de Dios, la oración se convierte no tanto en una cuestión de causa y efecto, sino más bien en una celebración del amor. A la luz de esta celebración, lo que resulta más importante es el amor propiamente dicho, el agradecimiento, la aceptación de la incondicionada y abundante bondad del amor que proviene de Dios y que Le revela en Su mundo.
Esta conciencia interior, esta experiencia del amor en tanto que presencia inmediata y dinámica, tiende a alterar nuestra perspectiva. Tenemos una visión algo diferente de la oración petitoria.

La vida contemplativa no ignora la plegaria petitoria, pero tampoco le da excesiva importancia. El contemplativo reza con intensiones determinadas cuando se siente fuerte y espontáneamente inspirado a hacerlo, pero su propósito formal no es estar pidiendo esto o aquello durante todo el día.

La celebración y la alabanza, la atención amorosa a la presencia de Dios, adquiere mayor importancia que pedir y recibir cosas. Esto se debe a que nos damos cuenta de que en Él y con Él todo el bien se halla presente para nosotros y para la humanidad: si ante todo buscamos el Reino de los Cielos, todo lo demás nos será dado por añadidura”.
Tomado de “Acción y contemplación”, Pág. 87-95.
THOMAS MERTON

2 comentarios:

Inés García, aci dijo...

"La celebración y la alabanza, la atención amorosa a la presencia de Dios, adquiere mayor importancia que pedir y recibir cosas. Esto se debe a que nos damos cuenta de que en Él y con Él todo el bien se halla presente para nosotros y para la humanidad: si ante todo buscamos el Reino de los Cielos, todo lo demás nos será dado por añadidura”.

La adoración eucarística, a la que cada día podemos dedicar un tiempo, es esa "atención amorosa a la presencia de Dios" que la Iglesia nos regala para alimentar nuestra fe y poder contemplar a Dios en todas las cosas, y también presentar las necesidades del mundo.

San dijo...

Me gusta sentir la oración, y hacerla, dejando hablar libremente y sin guiones, muchas veces sin palabras, al corazón agradecido, celebrando con gratitud, de mil y una maneras, en mil y un sitios diferentes, lo que miran mis ojos: nuestra historia humana llena de vida.
También es cierto que, a menudo, pasamos por el mundo viendo, pero no mirando. A los que creemos y seguimos (o al menos lo intentamos y deseamos) a Jesús, el Cristo, se nos presenta el fabuloso reto de ver en lo profundo, de contemplar el vestigio de Dios en todos los espacios del cosmos. Empezar a mirar con ojos profundos es el comienzo de hablar con Dios, de celebrar y agradecerle formar parte de un mar de vida, que a veces es tormentoso, y otras pacífico, pero siempre increíblemente bello.
A la plegaria petitoria, como la denomina Merton, le doy en mi vida un espacio bastante secundario y reducido. Creo que no podemos pedir más de lo que somos: el regalo de Dios de ser humanos en libertad y con libertad, partícipes ya por la fe de la resurrección en Cristo.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.