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sábado, 21 de mayo de 2011

EXPERIENCIAS JUVENILES DE TM

Las experiencias que Thomas Merton vive en los primeros años de su vida le van preparando indudablemente para el salto cualitativo que supone en un momento concreto su petición de ser bautizado en la Iglesia católica. El ambiente artístico en que vivió, la pérdida de su madre, los continuos viajes, la enfermedad y la muerte de su padre, los múltiples contactos con personas y ambientes muy diversos, su temprana autonomía económica, sus dotes naturales y su sensibilidad, todo esto fue sembrando las bases para el momento en que Merton siente la llamada de Dios con tanta fuerza que le impele a salir de sí mismo para encontrar al que le habla en su corazón.

El período de 1929 a 1936 fue decisivo en este proceso de maduración que le dispuso para la conversión; fue una etapa difícil para Merton por muchas razones. No en balde, en su autobiografía, le da el título de “El horror del infierno”. Cuando ingresa en Oakham, otoño de 1929, se describe a sí mismo como “aquel muchacho de 14 años, cohibido, desmañado y bastante sincero, pero interiormente infeliz, que llegó con una maleta, un sombrero de fieltro, un baúl y una sencilla caja de madera con golosinas”. Luego vendrá la enfermedad de su padre, que lo preocupa y llena de tristeza; al evocar aquellos momentos, Merton se describe a sí mismo con fuerza dramática:

Me senté en la sala oscura y triste, incapaz de pensar, de moverme, con los innumerables elementos de mi aislamiento agolpándose sobre mí desde todos los lados: sin, hogar, sin familia, sin patria, sin padre y al parecer sin amigos, sin paz interior o confianza o luz o comprensión propia… sin Dios, también sin Dios, sin cielo, sin gracia, sin nada”.

Owen Merton fallece de un tumor cerebral en 1931, tras una prolongada enfermedad que el joven Tom sigue con angustia , y que le dará a esa etapa de su vida adolescente un tinte aun más dramático y triste, cerrando así una etapa, la de la niñez y la inocencia, ya lastimada además por la situación concreta en que había tenido lugar años atrás la muerte de su madre. Cuando Merton cumple 15 años, está teniendo lugar en él una transformación interior, que es producto de toda su historia personal, pero que lleva además los naturales cambios de la edad y la maduración de todo ser humano. Aunque él lo describe con tintes oscuros y sin nada positivo, al leerlo no podemos dejar de ver a cualquier adolescente de esa edad, y algunos aspectos que apuntan a lo que Merton será en el futuro:

En 1930, después de cumplir los 15 años y antes de que estas cosas ocurriesen, empezó a prepararse el camino para mis variadas rebeliones intelectuales con un súbito y muy definido sentido de independencia, un despertar de mi propia individualidad que, por ser natural a esa edad, tomó un insano giro egocéntrico. Todo parecía coadyuvar a envalentonarme para separarme de los demás y seguir mi propio camino".
(Continuará...)

Apenas 6 días para viajar a Santo Domingo, capital de la Republica Dominicana, y luego participar del Capítulo Regional OCD del Caribe, entre el 1 y el 4 de junio. Lo vivo como el final de una etapa, de un trienio, cuya primera parte viví en Madrid, asistiendo a la Universidad de Comillas, y la segunda, en la Habana, al frente de la casa y parroquia de Nuestra Señora del Carmen. El año que viví en Madrid fue altamente positivo, por lo que aprendí, por lo que logré, por lo que recibí, por las personas que conocí. Luego, la segunda parte del trienio ha sido más difícil, muy difícil en algunos momentos, experiencias dolorosas y purificadoras. Sólo cuando deje esta etapa atrás podré valorarla justamente.

Ahora, ante la perspectiva de recibir otro destino y otra responsabilidad, experimento sentimientos encontrados: mi espíritu solitario y aventurero me empuja siempre a cualquier otra parte; al mismo tiempo miro alrededor y me da tristeza abandonar algunas cosas, personas, lugares y proyectos. Pero aquí estoy: abierto, disponible, esperanzado.

Como siempre digo, al estar lejos de casa, fuera del país, no puede prever si tendré conexión para actualizar el blog. De modo que entre el 26 de mayo y el 5 de junio estaremos de viaje, si es posible dejaré alguna entrada para informar del Capítulo

1 comentario:

San dijo...

Interesante esta aproximación a las circunstancias personales vividas por Merton en su juventud, Manuel. Sin duda alguna las situaciones que cada uno afronta, y sobre todo el modo en que subjetivamente se experimentan e interpretan, marcan y condicionan la respuesta que cada uno da y el camino que elige. Sin minusvalorar tampoco la influencia del contexto socio cultural y el momento histórico.
En cuanto a tu viaje, Manuel, mi deseo de que el viaje y el Capítulo se "impriman", para tí, con la más interesante de las “introducciones”, el mejor de los “prólogos” y, fundamentalmente, que terminen con el “epílogo” que te reporte mayor beneficio.

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.