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lunes, 30 de enero de 2012

SILENCIO

“El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena. En el silencio, por ejemplo, se acogen los momentos más auténticos de la comunicación entre los que se aman: la gestualidad, la expresión del rostro, el cuerpo como signos que manifiestan la persona. En el silencio hablan la alegría, las preocupaciones, el sufrimiento, que precisamente en él encuentran una forma de expresión particularmente intensa. Del silencio, por tanto, brota una comunicación más exigente todavía, que evoca la sensibilidad y la capacidad de escucha que a menudo desvela la medida y la naturaleza de las relaciones. Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial. Una profunda reflexión nos ayuda a descubrir la relación existente entre situaciones que a primera vista parecen desconectadas entre sí, a valorar y analizar los mensajes; esto hace que se puedan compartir opiniones sopesadas y pertinentes, originando un auténtico conocimiento compartido. Por esto, es necesario crear un ambiente propicio, casi una especie de "ecosistema" que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos”.

Benedicto XVI

TM y la VIRGEN DEL COBRE

EL Santuario del Cobre y la Virgen de la Caridad:

En su ómnibus Merton se dirige a Oriente, la última provincia cubana en aquel entonces, para atravesar la Sierra Maestra y vislumbrar desde lejos “la basílica amarilla de Nuestra Señora del Cobre, de pie en una prominencia, sobre los tejados metálicos del pueblo minero”. En su autobiografía nos cuenta Merton que, luego de estar unos días en Santiago, la semana siguiente fue a visitar el santuario:

“Subí por la senda que contorneaba el montículo en que se asienta la basílica. Entrando por la puerta quedé sorprendido de que el suelo fuera tan reluciente y la casa tan limpia… Estaba en el fondo de la Iglesia, junto al ábside, en una especie de oratorio detrás del altar mayor, y allí, encarándose conmigo, en una pequeña capilla, estaba la Caridad, la virgencita alegre y negra, cubierta con una corona y vestida con magníficos ropajes, que es la Reina de Cuba”

Allí, en el santuario, Merton se arrodilló, oró e hizo su promesa a la Virgen en relación con su sacerdocio, tal vez similar a las mismas palabras que aparecen un poco antes en su autobiografía, en el momento en que, desde el ómnibus divisaba el santuario:

“¡Ahí estás, Caridad del Cobre! Es a tí a quien he venido a ver; tú pedirás a Cristo que me haga su sacerdote y yo te daré mi corazón, Señora; si quieres alcanzarme este sacerdocio, yo te recordaré en mi primera misa de tal modo que la misa será para tí y ofrecida a través de tus manos, en gratitud a la Santísima Trinidad, que se ha servido de tu amor para ganarme esta gran gracia”.

Luego Merton intentó estar un rato en silencio y soledad haciendo su oración, pero la insistencia de una buena señora que intentaba venderle unas medallas le hizo salir pronto del lugar, sin tener ocasión de decir todo lo que quería a la Virgen, ni conocer mucho sobre ella. De hecho, nunca supo el día en que celebrábamos su fiesta. Cuenta que luego allí, en el poblado minero, compró una botella de gaseosa y se detuvo bajo el techo metálico de la tienda del pueblo para refugiarse con toda seguridad del sol y el calor del lugar, mientras en alguna casa cercana un armonio tocaba el Kyrie Eleison.

BAJO EL SIGNO DE ACUARIO 2

“Mis padres llegaron a Prades desde los confines de la Tierra y, aunque llegaron para establecerse, permanecieron allí sólo el tiempo necesario para que yo naciera y pudiera sostenerme sobre mis pequeños pies; y entonces partieron de nuevo. Y continuaron y yo empecé un largo viaje; para los tres, ahora, el camino ha terminado.
Y aunque mi padre vino del otro lado de la Tierra, allende muchos océanos, todas las imágenes de Christchurch, Nueva Zelanda, donde nació, recuerdan los suburbios de Londres, acaso un poco más limpios. Hay más luz en Nueva Zelanda y creo que la gente está más sana.
Mi padre se llamaba Owen Merton. Owen porque la familia de su madre había vivido durante una o dos generaciones en Gales, aunque creo que eran originarios de las Tierras Bajas escocesas. Y el padre de mi padre fue profesor de música, un hombre piadoso que enseñaba en Christ´s College, Christchurch, en la Isla del Sur.
Mi padre poseía mucha energía y era muy independiente. Me contaba cómo era la vida en la tierra de las colinas y en las montañas de la Isla del Sur, en las haciendas de ovejas y en los bosques en donde había estado; y una vez, en que una de las expediciones antárticas pasó por allí, mi padre estuvo a punto de unirse a ella para ir al Polo Sur Habría perecido helado con todos los demás, pues de aquella expedición nadie regresó.
Quiso estudiar arte, pero encontró muchas dificultades en s camino y no le fue fácil convencer a los suyos de que ésa era su verdadera vocación. Pero al fin marchó a Londres y luego a París; en París conoció a mi madre, se casó con ella, y nunca más volvió a Nueva Zelanda”.


(Thomas Merton, “La montaña de los siete círculos”, páginas 11-12, Edhasa 2008)

ESCUCHAR

“Gran parte de la dinámica actual de la comunicación está orientada por preguntas en busca de respuestas. Los motores de búsqueda y las redes sociales son el punto de partida en la comunicación para muchas personas que buscan consejos, sugerencias, informaciones y respuestas. En nuestros días, la Red se está transformando cada vez más en el lugar de las preguntas y de las respuestas; más aún, a menudo el hombre contemporáneo es bombardeado por respuestas a interrogantes que nunca se ha planteado, y a necesidades que no siente. El silencio es precioso para favorecer el necesario discernimiento entre los numerosos estímulos y respuestas que recibimos, para reconocer e identificar asimismo las preguntas verdaderamente importantes. Sin embargo, en el complejo y variado mundo de la comunicación emerge la preocupación de muchos hacia las preguntas últimas de la existencia humana: ¿quién soy yo?, ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué puedo esperar? Es importante acoger a las personas que se formulan estas preguntas, abriendo la posibilidad de un diálogo profundo, hecho de palabras, de intercambio, pero también de una invitación a la reflexión y al silencio que, a veces, puede ser más elocuente que una respuesta apresurada y que permite a quien se interroga entrar en lo más recóndito de sí mismo y abrirse al camino de respuesta que Dios ha escrito en el corazón humano”.

Benedicto XVI

miércoles, 25 de enero de 2012

BAJO EL SIGNO DE ACUARIO...

“Vine al mundo en el último día de enero de 1915, bajo el signo de Acuario, en un año de un gran guerra y a la sombra de unas montañas francesas en la montaña con España”.


“Mi padre y mi madre eran cautivos de este mundo, conscientes de que no vivían con él ni en él, y con todo incapaces de huir. Estaban en el mundo y no eran del mundo, no porque fueran santos, sino de un modo distinto: porque eran artistas. La integridad de un artista eleva a aun hombre por encima del nivel del mundo sin liberarlo de él.
Mi padre pintaba como Cézanne y comprendía el paisaje meridional francés como Cézanne lo comprendió. Su visión del mundo era sana, llena de equilibrio, de veneración por la estructura, por las relaciones entre las masas y las circunstancias que imprimen una personalidad individual a cada cosa creada. Su visión era religiosa y pura y, por consiguiente, sus pinturas no tenían decoración ni se prestaban al comentario superfluo, ya que un hombre religioso respeta el poder de la creación de Dios para dar testimonio de sí. Mi padre era un artista muy bueno.
Ni mi padre ni mi madre sufrían los mezquinos prejuicios fantásticos que corroen a las gentes que no saben más que de automóviles y de cine y de lo que hay en la nevera y en los periódicos y de qué vecinos van a divorciarse.
Heredé de mi padre su manera de mirar las cosas y algo de su integridad; y de mi madre algo de su insatisfacción por la confusión en que el mundo vive y un poco de su versatilidad. De ambos heredé facultades para el trabajo y visión y goce y expresión que debían haber hecho de mí una especie de rey, si los ideales por los que el mundo vive fueran los verdaderos. No siempre teníamos dinero; pero cualquier tonto sabe que no se necesita dinero para disfrutar de la vida.
Si lo que la mayoría de la gente da por sentado fuera realmente verdadero, si todo lo que se necesita para ser feliz fuese apoderarse de todo y verlo todo e investigar todas las experiencias y luego hablar de ello, yo habría sido una persona muy feliz, un millonario espiritual, desde la cuna hasta ahora.
Si la felicidad fuera simplemente una cuestión de dones naturales, nunca habría ingresado en un monasterio trapense cuando alcancé la edad de hombre”.

(Thomas Merton, “La montaña de los siete círculos”, páginas 9-11, Edhasa 2008)

TUS MEJORES INTUICIONES

“Estas atravesando un periodo poco común. Ves que se te convoca a ir hacia la soledad, la oración, el ocultamiento, y una gran simplicidad. Ves que, por el momento, debes ser limitado en tus movimientos, escaso en tus llamadas telefónicas y cuidadoso en la escritura de cartas.
También sabes que la satisfacción de tu ardiente deseo de amistades intimas, ministerio compartido y trabajo creativo no te traerá lo que verdaderamente quieres. Es una nueva experiencia para ti sentir tanto tu deseo como su irrealidad. Sientes que solo el amor de Dios puede satisfacer tu más profunda necesidad, mientras la tendencia hacia el resto de las personas y las cosas permanezca fuerte. Parece que la paz y la angustia existen lado a lado en ti, que deseas tanto la distracción como la devota concentración.
Confía en la claridad con que ves lo que tienes que hacer. La idea de que podrías tener que vivir alejado de amigos, de ocupaciones laborales, de periódicos y libros interesantes ya no te asusta. Ya no despierta ansiedad lo que los demás vayan a pensar, decir o hacer. Incluso la idea de que pronto puedas ser olvidado o pierdas las conexiones con el mundo no te perturba.
Rezar se te hace bastante fácil. ¡Qué gracia! La gente que te rodea va al teatro, a clases de ballet, o a cenas, y tú no te sientes rechazado ni abandonado cuando no te invitan a acompañarlos. De hecho, estas muy contento de estar solo en tu habitación. No es difícil hablarle a Jesús y escucharlo hablarte. Estas tomando conciencia de cuan cerca de ti esta Jesús. Te mantiene a salvo en su amor. A veces, los recuerdos de acontecimientos pasados y las fantasías acerca del futuro atraviesan tu corazón, pero estos incidentes dolorosos se han vuelto menos amenazantes, menos devastadores, menos paralizantes. Casi parece que fueran recordatorios necesarios de tu necesidad de estar cerca (muy cerca) de Jesús.
Sabes que algo totalmente nuevo, verdaderamente único, esta sucediendo dentro de ti. Esta claro que algo esta muriendo en ti y algo esta naciendo. Debes permanecer atento, tranquilo y obediente a tus mejores intuiciones. Sigue preguntándote: “¿Qué pasa con las cosas que hice y dije en el pasado? ¿Qué hay de mis numerosas opciones en el futuro?” De repente, te das cuenta de que estas preguntas ya no tienen sentido. En la nueva vida a la que estas ingresando, ya no surgirán. Los decorados del escenario que por tanto tiempo configuraron el fondo de tus pensamientos, palabras y acciones están siendo retirados lentamente, y sabes que no volverán.
Sientes una extraña tristeza. Emerge una enorme soledad, pero no estas asustado. Te sientes vulnerable pero a salvo al mismo tiempo. Jesús esta donde estas tú, y puedes confiar en que te indicara el próximo paso”.

Henri NOUWEN

viernes, 20 de enero de 2012

MARÍA, PUERTA DE UN NUEVO EVANGELIO

“Puede contarse en millones el número de cubanos que han rezado a la Virgen de la Caridad, que han seguido a píe su recorrido en largas procesiones o que la han visto pasar con rostros emocionados, con lágrimas en los ojos. Pero no son contabilizables los buenos y altos sentimientos que ha generado a su paso por nuestro pueblo la Virgen de la Caridad. Lo íntimo, lo personal, lo hondamente espiritual puede detectarse algo en esos rasgos de los rostros que miran con devoción y súplica a la imagen que pasa, pero de modo más explícito quizás cuando nuestros hermanos y hermanas, adultos o jóvenes, hombres o mujeres, se acercan a nosotros, sacerdotes o diáconos, nos piden la bendición y en unas pocas palabras nos abren su corazón con frases tan comunes como enigmáticas: Padre, ¡qué falta nos hacía esto! ¡Qué cosa tan grande es ésta! ¡Gracias por lo que ustedes hacen por nuestro pueblo!
Hay requerimientos de orden espiritual en la vida de los seres humanos y, cuando se da la apertura a lo trascendente cristiano en nuestra vida, esto nos hace salir del encierro en nosotros mismos, nos abre a una relación renovada con los demás y despeja, por la esperanza que se genera en el corazón humano, las nubes que ensombrecen el futuro.
La Virgen de la Caridad nos hace mirar desde más alto, y la vida se divisa distinta desde el balcón de la fe. Por todo esto nuestro pueblo nos ha dado gracias a nosotros, hombres de Iglesia, no porque estemos hallando soluciones mágicas a problemas económicos o sociales, sino por darles la posibilidad de reencontrarse a sí mismos de modo integral, como personas que no sólo tienen necesidades materiales, sino también de orden espiritual”.
(Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de la Habana, con motivo de la Peregrinación de la imagen de la Virgen de la Caridad, Diciembre, 2011)

“No sientan que las dificultades en medio de las cuales laboran hacen menos significativas sus vidas. Al contrario, los cristianos vivimos en todas partes en una especie de destierro, y es necesario que todos comprendamos esto. El peligro mayor proviene de identificar la iglesia con un sistema económico y cultural próspero y sólido, como si Cristo y el mundo hubieran finalmente acordado ser amigos. La Iglesia necesita cristianos de pensamiento libre y original, con nuevas soluciones y dispuestos a correr riesgos.
Ustedes no tienen por qué sentir confusión o duda, sino abrir sus corazones al Espíritu Santo, y regocijarse de su libertad que nadie puede arrebatarles. Ningún poder en la tierra puede impedirles amar a Dios y unirse a él. Ni tampoco dependen de la devoción tradicional, puesto que el Señor está junto a ustedes, y vive en ustedes. Su evangelio no está viejo, ni olvidado; es nuevo, y está ahí para que lo mediten. Por su Gracia pueden aun recibir los sacramentos de la Iglesia y alegrarse de estar en el cuerpo de Cristo. Y tienen a sus hermanos cristianos y a toda Cuba para amar”.

(Thomas Merton, carta al poeta cubano Cintio Vitier)

NUEVOS LIBROS DE TM


Amar y vivir es una recopilación de siete textos breves y esenciales centrados en los problemas básicos de nuestro tiempo: la falta de autenticidad en lo individual y la ausencia de solidaridad –de genuino amor- en lo colectivo.

Recopilados póstumamente por Naomi Burton Stone, vieja amiga del autor, y por Patrick Hart, compañero de Merton y como él monje trapense, constituyen un auténtico testamento espiritual, una vigorosa llamada de atención en un momento en el que se ha vuelto perentoria la necesidad de sustituir los falsos valores de la sociedad de consumo por el redescubrimiento del yo interior, a través de una soledad y un silencio que son el primer paso hacia una auténtica comunicación.


También, aparece información sobre libro con correspondencia entre TM y Victoria Ocampo: Fragmentos de un Regalo
de Thomas Merton | Victoria Ocampo
Editorial: Editorial SurI.S.B.N : 9789505800049 Clasificación:Humanidades » Biografias y Relatos » Cartas / CorrespondenciaFormato: RústicaDisponibilidad: Salida del depósito en 48 Horas hábilesPáginas:368Publicación:19/10/2011| Idioma:Español

martes, 17 de enero de 2012

VIVIR LA PROPIA VIDA

“Ciertos dictados están implícitos en la sociedad. Tienes que hacer esto o tienes que hacer aquello. Si haces estas cosas eres feliz. Si no las haces, eres desdichado, eres un fracasado, eres malo, eres rechazado. Nunca antes de ahora ha estado esto tan sistematizado. Los vagabundos dicen: Si haces esto, haces aquello, no eres feliz. Sólo dices que lo eres. Yo voy a hacer otras cosas que nada tienen que ver con estas Y voy a ser feliz. Eso es lo que estamos haciendo nosotros Hay un algo en nosotros que, si no es eso lo que estamos haciendo, nunca nos da la paz. Pero viene entonces la estructura de la Iglesia y nos dice: Si haces esto, serás feliz, estarás complaciendo a Dios, serás un buen religioso, serás un santo. Y ese algo en nosotros dice: Eso no es verdad. Para ser feliz y para ser n santo tengo que seguir mi conciencia, Tengo que seguir al Espíritu Santo. Esta es la raíz de nuestra vocación profética. Tenemos que verla bajo esa luz. Nadie excepto Dios va a decirnos lo que tenemos que hacer, Dios y nuestra conciencia y nuestros hermanos y hermanas. Nadie va a determinar nuestras vidas.
La protesta simbólica no es suficiente. Tenemos que vivir, realmente vivir. Y esto puede ser mucho menos espectacular que protestar. Es posible que nadie tome en cuenta nuestras vidas. Pero nosotros sabemos lo que estamos haciendo. Cada uno de nosotros debe responder a su vocación, debemos ser nosotros mismos. Podemos no tener que responder al programa de uno u otro monasterio, una u otra orden, pero sí tenemos que vivir nuestra propia vida. Si no lo hacemos, no seremos útiles a nadie”.
(TM, Los manantiales de la contemplación, 136-137)


“Oh Señor, concédenos tu luz y la fortaleza del Espíritu Santo para seguir nuestra vocación como tú desearías que lo hiciéramos, y concédenos la gracia para comprender los problemas de esa vocación a la luz de tu voluntad para nuestro tiempo. A través de Cristo nuestro Señor. Amén” ™

ENCONTRAR A DIOS EN LO HUMANO

“Precisamente porque nos trasciende, Dios no está al alcance del hombre, ni se puede saber cómo es «Dios en sí», porque «a Dios nadie lo ha visto jamás» (Juan 1, 18). Lo que se piensa y se dice de Dios son las «representaciones» que los humanos nos hacemos de él. Pero ocurre que a Dios «nos lo representamos mal». A Dios se le ha representado como infinitamente poderoso e infinitamente bueno. Pero no es posible conciliar ambas cosas, si es que este mundo, donde hay tanto sufrimiento, tiene algo que ver con Dios.
Al no poder cuadrar las ideas humanas sobre Dios con la realidad tan calamitosa de este mundo, ha ocurrido lo peor que podía ocurrir: los dirigentes de las religiones y los teólogos o entendidos en los asuntos divinos se han agarrado al poder y han presentado a un Dios autoritario, prepotente, dominador, justiciero, amenazante… En una palabra, han «deshumanizado» a Dios y a la religión. De forma que, tanto Dios como la religión, para muchos, resultan insoportables o, lo que quizás es peor, palabras y problemas que no interesan porque no resuelven nada y para nada sirven.

"El «punto de encuentro» con Dios no es ya ni «lo divino», ni «lo sagrado», ni «lo religioso», sino sencillamente «lo humano». A Dios lo encontramos en la medida en que nos hacemos más profundamente humanos, liberándonos —y liberando este mundo— de la brutal deshumanización que tanto sufrimiento, violencia y muerte ha desencadenado”.

(José María Castillo)

viernes, 13 de enero de 2012

LIBERTAD

“La vida en el desierto fue una vida de inconformismo, fue una protesta. Decir esto ahora es un lugar común, pero fueron los protestantes, como Harnack, quienes lo dijeron. En el desierto, la gente protestaba contra la unión, bajo Constantino, de la Iglesia y el Imperio. Cuando la Iglesia llegó a convertirse en una institución respetable, la gente comenzó a exiliarse en el desierto; y lo razonaban diciendo que, como ya o había más martirios, tenían que sufrir de alguna otra manera. Pero en realidad querían irse porque pensaban que las cosas ya no eran auténticas. Estaban, por cierto, tratando de distanciarse de los obispos, un hecho que la propaganda jamás admitió. San Atanasio se involucró con los monjes y, contra su voluntad, fueron todos arrastrados a la estructura para que colaboraban en la lucha contra los arrianos. Así, se encontraron una vez más en el establishment. Los monjes egipcios estaban muy involucrados en la política, y, con Orígenes, la situación cobró contornos mucho más siniestros.
Pero los monjes sirios se mantuvieron al margen de esas luchas, al igual que numerosos grupos que tenían poco que ver con el resto de la Iglesia. Naturalmente, los historiadores ponen en sordina todo esto. La realidad ha sido enteramente tergiversada. Los monjes fueron los grandes defensores de la ortodoxia. Es a esto, al hecho de que estamos viviendo en una sociedad atrapada, a lo que tenemos que estar atentos.
Esta sociedad bloquea el cambio cualitativo a la par que fomenta el cambio cuantitativo. Productos nuevos, nuevos artilugios aparecen por doquier. Podemos comprar más y cosas más variadas, y muy pronto reemplazarlas por otras porque se vuelven obsoletas tan rápidamente. Nunca el género humano ha estado tan cosificado y sometido a una situación predeterminada como lo está hoy…
La sociedad de hoy también admite el cambio, pero neutraliza la protesta y puede, en gran medida, absorberla. Así que los esfuerzos de paz, por mucho que se remueva y agite el avispero, no van a cambiar nada. La gente está empezando a darse cuenta de ello, y a desesperarse, porque es una situación terrible. Si ustedes tienen conciencia de este hecho, se darán cuenta de lo indefensos que estamos en realidad. Y en cuanto a nosotros (los consagrados), nos encontramos en un doble atolladero, porque no sólo estamos resistiendo a una estructura conservadora que es la nuestra sino que, aun cuando saliéramos de ella, seguiríamos estando en otra que tampoco es libre. Necesitamos saber exactamente en qué medida podemos vivir nuestra propia vida”.
(TM, Los manantiales de la contemplación, 134-135)

PERSONAS Vs ESTRUCTURAS

PERSONAS VS ESTRUCTURAS: “En nuestra vida religiosa oficial hay estructuras que bloquean la conciencia y que sustituyen gestos como una especie de fachada o imagen simbólica. Son como una prescripción o una receta: levántate a las dos de la mañana, nunca escribas a casa, nunca comas carne, nunca faltes al coro. Uno hace la lista y la pone en práctica. Puede estar durmiendo de pie en el coro, pero está bien. ¡Dijimos que lo haríamos y lo hemos hecho! Es contra eso con lo que tenemos que luchar. Hacer esas cosas nos da una sensación de seguridad, de algo que podemos ver, palpar y tocar, un nuevo materialismo. Es tranquilizador. Quitemos la estructura y habrá algunas personas que no podrán reconocerse. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que podemos estar completamente alienados, que nuestra identidad está inmersa en una estructura que ha sido ideada por y para beneficio de otros. Cuando estamos dentro de esa estructura nos sentimos en paz; cuando estamos fuera de ella, no existimos.
Por lo tanto, antes que podamos convertirnos en personas proféticas, tenemos que ser auténticos seres humanos, personas capaces de existir fuera de la estructura, capaces de crear nuestra propia existencia, personas que posean en su interior los recursos para poder afirmar si identidad y su libertad en cualquier situación en que se encuentren. O sea personas capaces de crear para ellas mismas una vida que no esté identificada con una estructura”.
(TM, Los manantiales de la contemplación, 132)

miércoles, 11 de enero de 2012

PODEMOS DAR A LUZ A DIOS

“Todos estamos destinados a ser madres de Dios. Porque Dios siempre necesita nacer” 
(Maestro Eckhart)

“Insinuar que María y nosotros damos a luz a Dios es insinuar que Dios puede ser un bebé, un niño, una nueva creación. Es insinuar que, en cierto sentido, Dios todavía no ha nacido. Y este es, ciertamente, el caso. Dondequiera que estén ausentes la compasión y la sabiduría, donde quiera que estén ausentes la justicia y el placer, ahí aun no existe la plena presencia de Dios. Pero el patriarcado, si ha reconocido la cualidad infantil de Dios lo ha hecho únicamente en el contexto sentimentalizado de un dulce bebé Jesús. Su significado más verdadero es que Dios debe nacer y se le debe permitir crecer en la sociedad humana y en las estructuras sociales y que la humanidad es responsable del nacimiento y el cuidado de Dios. Todo eso no ha sido anunciado últimamente, por razones obvias, como una parte integral de la Buena Nueva. Pero en realidad esta es una de las mejores Nuevas que uno puede llegar a imaginar”.

(Matthew FOX, La bendición original, Obelisco, 274)

COMUNIDAD PROFÉTICA

“Tenemos que enfrentar el hecho de que la vida contemplativa, tal como está organizada hoy en día, no es tan sólo no profética; es anti profética. Está deliberadamente concebida para bloquear toda posible reacción profética. Si alguien hiciera aquí algo profético, se armaría un tremendo alboroto, la comunidad misma se escandalizaría. No sabríamos cómo manejarla. Estamos tratando de llegar a un arreglo sistemático en el cual todo el mundo pueda tener suficiente tiempo libre, un mínimo de trabajo, y nadie a sus espaldas. Esto está bien y es agradable, pero no es la vida contemplativa.
Yo creo que podemos llegar a un arreglo mejor. No sólo los individuos sino la comunidad misma debería ser profética. Esto es un ideal, por supuesto. Pero es nuestra tarea: no pura y simplemente producir individuos proféticos que podrían convertirse en un dolor de cabeza, sino ser nosotros una comunidad profética”.


Thomas Merton, "Los Manantiales de la contemplación".

RADICALIDAD

“Nuestra sociedad está organizada de forma tal, que hay gente que piensa que es feliz con ese estado de cosas. En un estado policial o totalitario, uno quiere escapar. Nuestra sociedad brinda compensaciones suficientes, así que uno está dispuesto a conformarse con esto, con tal de poder tener un automóvil, su TV, su casa, comida y bebida, y darse gustos suficientes.
El problema de adoptar una actitud crítica frente al mundo de hoy es que el católico más o menos progresista replicará inmediatamente: Pero si esa es precisamente la vieja línea. ¿Cómo podemos criticar al mundo? El mundo es bueno. De ahí el razonamiento un tanto ingenuo que dice: No vengas a contarnos ese cuento de la alienación. Nosotros somos felices. Esta es la verdadera vida. Es buena, es maravillosa. Por otro lado, personas como Lewis Munford, Jaques Ellul y Herbert Marcuse no cesan de decir que la vida alienada no es buena, que, en última instancia es un mal negocio, porque las compensaciones que obtenemos no son reales. Son cuantitativas, no cualitativas.
Uno de los puntos clave de la vida profética es que la persona profética incita a la rebelión no diciendo a los esclavos que se liberen sino diciendo los que creen ser libres que son esclavos. Este es un mensaje inadmisible.
Si hemos de vivir en consonancia con nuestra vocación profética, tenemos que comprender que, seamos o no revolucionarios, debemos ser lo suficientemente radicales para disentir de lo que es, básicamente, una sociedad totalitaria. Y que nosotros estamos en ella. No es una sociedad por venir. Está aquí. Por eso necesitamos prestar atención a lo que dicen algunas personas que mencionamos antes, aun cuando a veces se las considere pesimistas. También necesitamos prestar atención a los profetas que en las Escrituras son llamados a apartarse de su pueblo para poder, desde otro lugar, elegir libremente en presencia de Dios, hacer elecciones no predeterminadas por la sociedad”.


“Oh Señor, concédenos tu luz y la fortaleza del Espíritu Santo para seguir nuestra vocación como tú desearías que lo hiciéramos, y concédenos la gracia para comprender los problemas de esa vocación a la luz de tu voluntad para nuestro tiempo. A través de Cristo nuestro Señor. Amén” ™

jueves, 5 de enero de 2012

PROFETAS

En la abadía de Getsemaní, mayo de 1968, TM se reunió con un grupo de religiosas contemplativas, para compartir inquietudes y abrir caminos al Espíritu. Una de esas charlas, recogida en el libro LOS MANANTIALES DE LA CONTEMPLACIÓN, Lleva como título “Vida contemplativa como vocación profética”. De ella tomamos algunos pasajes para nuestras próximas entradas en el blog. Merton se acerca al tema desde una posición radical, respondiendo, dice: “al pensamiento de una gran cantidad de gente que está, por lo general, fuera de las estructuras de la Iglesia, y que tiene muchos seguidores entre los jóvenes”. Parte de un presupuesto:
“Todos los movimientos así llamados proféticos hoy en día son falsos porque simplemente encajan de uno u otro modo en la estructura de la sociedad. El gran problema que ahora tenemos que enfrentar es que vivimos en una sociedad que incorpora en su seno el disenso. En otras palabras, la tesis que sustenta esta posición es que estamos viviendo en una sociedad totalitaria. No es fascista en el sentido político, pero sí lo es en la forma en que está económicamente organizada. Está organizada para el lucro y para el mercadeo. En esa maquinaria, no hay verdadera libertad”.
Y luego, dentro de ese contexto, está también la vida religiosa, y TM se pregunta qué lugar ocupa en esta sociedad predeterminada, ocupamos un espacio en la prensa por cuestiones accidentales, y nuestros gestos son parte de la misma dinámica social. La respuesta ya no es aislarse o segregarse:
“Recordemos la historia de la profecía, el Antiguo Testamento. Uno de los momentos decisivos en la vida del profeta Abraham es cuando le dicen: “Vete de tu tierra”: El profeta tiene que salir de cierto tipo de sociedad o estructura social. Para ser un profeta es necesario ponerse en las manos de Dios, y continuar a partir de ese momento. Moisés y el pueblo elegido tuvieron que salir de la estructura egipcia. Nada se dice de que Egipto haya sido un país inmoral. No era necesariamente peor que ningún otro país. Pero el pueblo tuvo que salir porque no era libre, porque alguien les estaba ordenando lo que tenían que hacer. Alguien determinaba enteramente la vida de ellos. La palabra para ese estado de cosas es alienación…”.

DIOS ES MADRE Y ES HIJO

“María, la madre de Jesús, nos enseña que no sólo es Dios madre, sino que Dios también es hijo. Y nosotros tenemos que ser las madres de Dios. Ella es sólo Theotikos, la madre literal de Dios, pero a través de su ejemplo nos llega la Buena Nueva de que nosotros también somos madres de Dios, siempre que nuestros partos den los frutos de sabiduría y compasión, como lo hizo el suyo en la persona de Jesucristo. 
Jesús, aunque era varón, impresiona al mundo con su constante crecimiento en sabiduría y en gracia (Lucas 2, 52) y por su predica del lado maternal de Dios, es decir, de la compasión. Sed compasivos como el Creador en el Cielo es compasivo, insiste Lucas (6, 36) como resumen de toda su enseñanza. Y lo mataron por enseñar esto; es decir, que el Creador es maternal, como también es paternal. 
Dar a luz a la sabiduría o dar a luz a la compasión es dar a luz a Dios. Aquí reside el más profundo de todos los significados que hay detrás de la cosmogénesis, el nacimiento del cosmos que se despliega, y aquí nosotros, como cocreadores con Dios, tenemos un papel significativo. Es aquí donde todo arte, todo trabajo, toda expresión de uno mismo, toda sexualidad, toda creatividad, todo el poder divino del humano que es una persona real, encuentra su expresión más completa. 
Dar a luz a nuestra vida como una vida de belleza y una obra de arte es necesariamente un dar a luz a Dios en el cosmos. Es por esta razón que Eckhart se lamenta de una forma tan conmovedora de la falta de vocaciones como madres de Dios en nosotros. Escribe: 

¿Está inquieto tu corazón? Entonces todavía no eres madre. Sólo estás de camino de dar a luz. Sólo estás cerca del nacimiento. Sin la creatividad, que es nuestra divinidad y la expresión de la imagen de Dios en nosotros, estamos tristes y vivimos con corazones inquietos como individuos y como pueblo. Sólo la más profunda recuperación de nuestra maternidad, una maternidad que da a luz a Dios al dar a luz vidas y obras de sabiduría y compasión, nos satisfará. En este nacimiento, promete Eckhart, encontrarán toda la bendición. Pero desatiendan este nacimiento y desatenderán toda bendición”.

(Matthew FOX, La bendición original, Obelisco, 273-274)

Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.