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sábado, 21 de septiembre de 2013

HACIA LA MADUREZ CONTEMPLATIVA Y PROFÉTICA

"La vida monástica no sólo es contemplativa, sino también profética. Esto significa que no solamente da testimonio de una mística contemplativa de silencio, encierro y renunciación a las obras activas, sino que también vive en el misterio escatológico del Reino que ya comparten y realizan las vidas de aquellos que han escuchado la Palabra de Dios y se han sometido, sin condiciones,  a sus exigencias, en una vocación que (incluso cuando es comunal) tiene una cualidad desértica distintiva. Esto supone que hay algo de carisma en toda vocación monástica y en el propio testimonio monástico. Por esto no excluye el estudio y la comprensión de la teología. Al contrario, presupone una sed de la Palabra de Dios, una disposición personal a sumergirse en la meditación de la Biblia, dentro de una vida fructífera de oración y celebración, no mecánica ni puntillosa, sino llena de espontaneidad y de comprensión intuitiva. La sabiduría y el entendimiento cristianos deben crecer y profundizarse día tras día en la vida del monje, cuya vida entera es un peregrinaje a las fuentes de la verdad cristiana. Nada de esto es posible si el monje carece de una formación teológica adecuada.
Pero el entendimiento y la experiencia que lo llevan gradualmente hacia la madurez contemplativa y profética (que puede ser, antes que nada, madurez en el sacrificio), en ciertos casos también debe abrirse a la comunicación con los demás. Debe haber algunos monjes capacitados para compartir su experiencia en diálogo con contemplativos de otras tradiciones religiosas (budistas, hindúes, sufíes, etc). Y sobre todo debe haber algunos que puedan hablar con los intelectuales modernos, ya sean religiosos o no, que se sientan atraídos por las misteriosas dimensiones personales de la experiencia interior y espiritual: artistas, filósofos, poetas, psiquiatras, estudiantes de antropología, de religión comparada, etc. Existen muchas personas en estos campos que sienten curiosidad por la vida monástica y que estarían sumamente interesadas en descubrir sus verdaderos valores existenciales mediante un diálogo inteligente con mentes instruidas.
Necesitan reconocer en el monje a un profesional como ellos, que ha elegido deliberadamente un camino diferente y una experiencia diferente y que puede hasta cierto punto dar cuenta de esta elección y de sus frutos".

Thomas Merton
"Acción y contemplación".

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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.