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sábado, 30 de mayo de 2015

MERTON: TRADICIÓN Y RENOVACIÓN



Seguimos compartiendo algunos pasajes escritos por el monje trapense M. Basil Pennington que hacen parte de un retiro que hizo en la ermita donde Thomas Merton vivió, en Getsemaní… Esta vez el tema es el ayuno, la disciplina y la tradición en la vida monástica, pero aplicable a toda búsqueda espiritual.

“Tom, al menos en sus últimos años, no ayunaba. Una vez, ponderando si hacer una donación de sangre para la Cruz Roja, dijo en broma que su ícono se estaba deformando. Las fotografías que le tomaron en la celebración del centenario de Getsemaní en 1948 muestran un monje muy delgado, casi demacrado. Los ayunos rigurosos que se exigían con anterioridad al Vaticano II y el intenso esfuerzo que los acompañaban arruinaron en gran medida su sistema digestivo, del mismo modo que afectaron la salud de muchos otros monjes. En sus últimos años, Tom apreciaba los paquetes de alimentos que amigos como Naomi Burton Stone le enviaban. Apreciaba cuando llegaban visitantes con hamburguesas y media docena de botellas. En esto no se diferenciaba de otros cistercienses que conozco. 


Tom no escribió mucho sobre el ayuno pero en algunas notas de mediados de 1968 escritas para complementar un intercambio de cartas con Coleman Mc-Carthy en The National Catholic Reporter escribió acerca del papel de la disciplina en nuestra vida. La disciplina puede, y así debería ser si contamos con la salud adecuada, incluir el ayuno”.

"Para Tom existe una necesidad de responder a la tradición. Los cristianos, especialmente los monjes, siempre han ayunado. En sí mismo este argumento es suficiente para apoyar el ayuno. Necesitamos realizar las prácticas de la tradición viviente y hacerlas nuestras hasta que nos revelen su significado interior. Sólo entonces seremos capaces de formar parte de la tradición viviente y de hacer nuestra propia contribución, creando la expresión de estos valores adecuada a los tiempos actuales de modo que puedan pasar como una realidad viva a aquellos que nos siguen en la tradición. Si nos negamos a realizar estas prácticas, a hacerlas propias hasta que las comprendamos, quizás nunca lleguemos a entenderlas. El sentido de ciertas cosas sólo puede descubrirse desde adentro. Con nuestro rechazo las tradiciones pueden morir. No sobrevivirán para pasar a futuras generaciones. Tenemos la responsabilidad de ser, en primer lugar, aprendices valientes que se sacrifican a sí mismos y, luego, audaces re-creadores. Esto último por lo general requiere más coraje. Una vez que hemos aprendido el valor interior de una práctica, tememos perderla si le damos nueva forma. Sin embargo, para que permanezca viva como una tradición, debe ser reformada de generación en generación; de lo contrario pronto sólo quedaría una momia sin vida”. 

M. Basil Pennington, Un retiro espiritual con Thomas Merton”, Estaciones Editorial, Argentina 1994)






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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.