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viernes, 4 de diciembre de 2015

MERTON CRITICADO 2

Esta es la segunda parte del artículo "Centenario de un gran escritor, pero monje poco ejemplar. El Enigma de Thomas Merton", cuyo inicio colgamos en una entrada anterior.


 "La larga y terrible depresión que sufrió inmediatamente después de su ordenación sacerdotal le marcó para siempre, de modo que él escribió que su vida monástica se divide en dos partes: antes de su ordenación sacerdotal en 1949 y después de su ordenación. Las causas del decaimiento fueron la fatiga física y espiritual, la escasez de tiempo para la contemplación, la falta de privacidad en su vida trapense de cada día y la rudeza de la comunidad que contrastaba con su espíritu refinado universitario y de la que él intentaba evadirse a través de la máquina de escribir.

 A pesar de que después de la ordenación le pusieron a dar clases a los novicios y eso le mantuvo entretenido durante unos años, en 1955, “año de la gran crisis”, Merton llegó a la conclusión que Gethsemani no era para él ni él para Gethsemani: Primero pensó en hacerse Cartujo y después pidió permiso a la Santa Sede para pasarse a la Camáldula pero el abad de entonces, que ya no era el que le animó a saltar a la fama, se las ingenió para que no se le concediese el permiso, y con dicho propósito escribió para que intercediese en el tema al futuro Pablo VI, entonces Arzobispo de Milán y como es sabido de mucha influencia en la Secretaría de Estado del Vaticano en la que había trabajado muchos años. En su carta a Montini describía a Merton como un soñador, un romántico y un poeta amante de aventuras, y afirmaba que no perseveraría en la Camáldula y “se convertiría en un vagabundo, un gitano”. En conclusión: No se le concedió el permiso a Merton.

Curiosamente, el mismo Abad que había escrito cosas tan poco agradables sobre este monje rebelde le nombró poco después maestro de novicios de Gethsemani, pues al anterior maestro le habían elegido abad de otro monasterio, quizás con la idea de tenerle entretenido y que no pensase en huidas. Y acertó el buen abad, pues fueron sus años de maestro de novicios un periodo de gran bonanza en la vida de nuestro monje, en los que además escribió algunos de sus mejores tratados sobre la vida monástica. Pero esta bonanza llegaría a su fin: a comienzos de los años 60 sus lectores, desconcertados, asistieron a un cambio radical de estilo: El monje recoleto que disertaba con tanta convicción sobre la oración y la contemplación había sido sustituido por un vociferante activista que dedicaba todas sus fuerzas a la crítica social, la defensa de la paz y la lucha contra la energía nuclear, y su interés por la vida monástica se dirigía ahora al monacato de otra religiones y se sentía fascinado por los lamas tibetanos.

 ¿Qué había pasado en estos años? A finales de los años 50 sus diarios nos explican cómo cada vez más el se iba alejando de su comunidad. En 1959 intentó trasladarse a Cuernavaca, pero no le salió bien, en 1960 se consideraba un “prisionero político de Gethsemani” por discrepar de las ideas de su Abad, al que no podía aguantar. Pidió que se le permitiese vivir en una ermita en los bosques de la abadía y no con el resto de la comunidad y se le concedió para que no volviese a la carga con las ideas de dejar la comunidad, lo cual sería una gran afrenta para su abadía, por lo famoso del personaje. A partir de su traslado a la ermita,  si bien participaba de muchos rezos de la comunidad, él cuenta que también pasaba mucho rato paseando descalzo por los bosques escuchando el canto de los pájaros y uniéndose a la “danza del universo”. En su ermita recibía en principio visitas de amigos e intelectuales con frecuencia con los que debatía sobre los problemas del mundo de su época, y con el paso del tiempo acabó por organizar picnics con amigos y amigas y pasar a veces buena parte del día fotografiando flores y plantas y otras curiosidades de la naturaleza que después se publicaron en libros.

 En 1966 tuvo que someterse a una operación y le tocó en suerte una enfermera, Magie, (sic) con la que se entendió muy bien, tan bien que tras unos titubeos iniciales empezó entre ellos una historia de amor, de la que él tuvo la iniciativa con una carta de proposición, y que duró dos años.  A pesar que les pillaron in fraganti en el despacho de un doctor en uno de sus primeros escarceos y eso le produjo al monje un sentimiento  de culpa con fuerte deseo de abandonar la relación, sin embargo no lo hizo. A tal punto llegó la pasión amorosa con encuentros todo lo frecuentes que podían, que sobre ella llegó a decir Merton: “Era como si estuviésemos casados”. Todo terminó, aparentemente, cuatro meses antes de morir, cuando el monje quemó las cartas de Magie,(sic) sin que sepamos bien porqué. El caso es que en esos meses su vida había cambiado y su clausura llegaba a su fin.

 En efecto, por aquel entonces fue elegido abad de Gethsemani un buen amigo de Merton que llegaba al cargo con ideas renovadoras para la comunidad, entre ellas la de darle carta blanca a nuestro monje para aceptar las invitaciones a congresos y simposios que le pareciera, cosa que hasta entonces le había sido negado en aras de la observancia monástica. Incluso le invitó a que buscase un lugar apropiado para fundar una pequeña colonia de ermitaños, lo que llevó a Merton a visitar California, Nuevo Mexico y Alaska. Pero el viaje que realmente le interesaba era el que le llevaría a recorrer varios países de extremo Oriente, y la ocasión fue la de dar una conferencia en Bangkok de tema monástico, para lo cual eligió un tema tan poco tradicional como el del comunismo y la tradición monástica.

 En realidad, como él escribió en su Diario, lo que de verdad le interesaba era visitar los santuarios del budismo y, sobre todo, entrevistarse con budistas. Cuando despegó su avión de San Francisco camino de Asia escribió: “Voy al hogar, al hogar donde nunca he estado corporalmente”. Las etapas de su periplo fueron Bangkok, Calcuta, Nueva Delhi, los Himalayas -donde cumplió su sueño de entrevistarse con el Dalai Lama- Madrás, Ceylán, Singapur y de nuevo Bangkok. En Ceylán, después de la visita a los grandes Budas yacentes escribió: “Mientras contemplaba estas figuras, de pronto, casi con violencia fui limpiamente liberado de la habitual semi-limitada visión de las cosas y una claridad, una irradiación se hizo evidente y obvia… No sé si en toda mi vida había experimentado semejante sensación de belleza y autenticidad espiritual fluyendo juntas en una misma iluminación estética”

 "El 10 de diciembre de 1968 dio su conferencia en Bangkok, de vuelta del periplo y se retiró a descansar. Algunas horas más tarde le encontraron tendido en el suelo con una quemadura en el costado derecho, estaba muerto. No se sabe bien lo que le pasó, si murió electrocutado por tocar mojado el ventilador, si fue una crisis cardíaca o incluso, como alguno ha pensado, si tuvo que ver la CIA en hacer desaparecer a este popular personaje que cada vez se inclinaba más hacia el comunismo, lo cual le hacía muy incómodo para el gobierno americano de la época, en plena guerra fría. Sea como sea, el buen monje murió en extrañas circunstancias en un hotel de Bangkok con el cuerpo -y el alma- muy lejos de su clausura de Kentucky.

Como epílogo a esta historia no viene de más recordar lo que el mismo Thomas Merton cuenta en “La montaña de los siete círculos”: “Mi madre quería que yo fuese independiente y que no corriera con el rebaño. Tenía que ser original, individual, poseer carácter e ideales propios”. Pues bien, hay que reconocer que, se esté a favor o en contra del famoso monje escritor, no se puede negar que sin duda llevó a cabo con maestría, incluso dentro del estrecho cerco de la clausura trapense, dicha recomendación de su madre."

Temas de Historia de la Iglesia. Blog de Alberto Royo Mejía.
http://infocatolica.com/blog/historiaiglesia.php



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Ser parte de todo...

¡Oh Dios! Somos uno contigo. Tú nos has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber entendimiento mutuo si hay rechazo. ¡Oh Dios! Aceptándonos unos a otros de todo corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor vence siempre. El amor es victorioso. AMÉN.
-Thomas Merton-

Santidad es descubrir quién soy...

“Es cierto decir que para mí la santidad consiste en ser yo mismo y para ti la santidad consiste en ser tú mismo y que, en último término, tu santidad nunca será la mía, y la mía nunca será la tuya, salvo en el comunismo de la caridad y la gracia. Para mí ser santo significa ser yo mismo. Por lo tanto el problema de la santidad y la salvación es en realidad el problema de descubrir quién soy yo y de encontrar mi yo verdadero… Dios nos deja en libertad de ser lo que nos parezca. Podemos ser nosotros mismos o no, según nos plazca. Pero el problema es este: puesto que Dios solo posee el secreto de mi identidad, únicamente él puede hacerme quien soy o, mejor, únicamente Él puede hacerme quien yo querré ser cuando por fin empiece plenamente a ser. Las semillas plantadas en mi libertad en cada momento, por la voluntad de Dios son las semillas de mi propia identidad, mi propia realidad, mi propia felicidad, mi propia santidad” (Semillas de contemplación).

LA DANZA GENERAL.

"Lo que es serio para los hombres a menudo no tiene importancia a los ojos de Dios.Lo que en Dios puede parecernos un juego es quizás lo que El toma más seriamente.Dios juega en el jardin de la creación, y, si dejamos de lado nuestras obsesionessobre lo que consideramos el significado de todo, podemos escuchar el llamado de Diosy seguirlo en su misteriosa Danza Cósmica.No tenemos que ir muy lejos para escuchar los ecos de esa danza.Cuando estamos solos en una noche estrellada; cuando por casualidad vemos a los pajaros que en otoño bajan sobre un bosque de nísperos para descansar y comer; cuando vemos a los niños en el momento en que son realmente niños; cuando conocemos al amor en nuestros corazones; o cuando, como el poeta japonés Basho, oímos a una vieja ranachapotear en una solitaria laguna; en esas ocasiones, el despertar, la inversiónde todos los valores, la "novedad", el vacío y la pureza de visión que los hace tan evidentes nos dan un eco de la danza cosmica.Porque el mundo y el tiempo son la danza del Señor en el vacío. El silencio de las esferas es la música de un festín de bodas. Mientras más insistimos en entender mal los fenómenos de la vida, más nos envolvemos en tristeza, absurdo y desesperación. Pero eso no importa, porque ninguna desesperación nuestra puede alterar la realidad de las cosas, o manchar la alegría de la danza cósmica que está siempre allí. Es más, estamos en medio de ella, y ella está en medio de nosotros, latiendo en nuestra propia sangre, lo queramos o no".
Thomas Merton.

ORACIÓN DE CONFIANZA...

“Señor Dios mío, no tengo idea de hacia dónde voy. No conozco el camino que hay ante mí. No tengo seguridad de dónde termina. No me conozco realmente, y el hecho de que piense que cumplo tu voluntad, no significa que realmente lo haga. Pero creo que el deseo de agradarte te agrada realmente. Y espero tener este deseo en todo lo que estoy haciendo. Espero no hacer nunca nada aparte de tal deseo. Y sé que si hago esto, tú me llevarás por el camino recto, aunque yo no lo conozca. Por lo tanto, siempre confiaré en ti aunque parezca perdido y a la sombra de la muerte. No temeré, pues tú estás siempre conmigo y no me dejarás que haga frente solo a mis peligros

Para intercambiar comentarios sobre Thomas Merton y otros maestros contemporaneos del espíritu.